Ciudad Bolívar, la "pequeña Colombia" en el sur de Bogotá
En esta localidad viven personas de todas la regiones del país.
"De Tumaco", dice Rosaura Hernández, habitante del barrio Juan Pablo II, de la localidad de Ciudad Bolívar. "Tolima", comenta Alberto Rodríguez, quien vive en el Lucero Alto. "Soy de Valencia, Córdoba", asegura Marlén Maza, de Arborizadora Alta.
Al preguntar a los habitantes de la localidad sobre su lugar de procedencia es común escuchar respuestas como esta. Paisas, costeños, santandereanos, huilenses, chocoanos, vallecaucanos, entre otros, llegaron a Bogotá hace varios años. Todos, con historias tan diferentes entre sí, terminaron en esta gran ciudad, en un sector que cuenta con mala fama entre los capitalinos, pero que para ellos es el lugar de los nuevos comienzos.
De las empinadas y estrechas calles de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá, mucho se habla, sobre todo por delincuencia y la inseguridad que son el pan de cada día en una localidad que se pensó como un territorio rural, pero que fue construida principalmente por la invasión, encabezada primero por los sectores más populares de la ciudad y luego por el desplazamiento interno.
Según datos de la Unidad de Víctimas, en Bogotá viven 352.873 víctimas del conflicto armado, de modo que es la ciudad con el número más elevado de desplazados. Cerca del 9% de ellos (31.244 personas) residen en Ciudad Bolívar, lo que la convierte en la localidad con mayor población originaria de otras regiones del país.
A esto se suma el número aún no identificado de personas que llegaron de otras partes de Colombia a pesar de no ser víctimas del conflicto, más el reciente fenómeno de migrantes venezolanos. Se espera que estas cifras se conozcan cuando se revelen los resultados del reciente censo que adelanta el Dane.
Un restaurante de carne a la llanera está a pocas casas de uno de comida santandereana. Unas cuadras cuesta arriba se encuentra un local de comida del pacífico. En medio de ellos se ubican los tradicionales locales atendidos por paisas, en los que se encuentra de todo: desde un cortauñas y elementos de aseo hasta juguetes, papelería y disfraces.
Todo un coctel de expresiones culturales que se pueden identificar con facilidad en cada una de las calles, que se entrelazan como un laberinto inexpugnable para aquellos que no viven en la zona.
"Tengo un grupo de amigas que vienen de diferentes partes del Pacífico. Son del Chocó, el Valle o el Cauca. Todas vivimos en Bogotá desde hace varios años, pero guardamos fuerte nuestras tradiciones", menciona Rosaura, mientras viste un largo vestido y un turbante de colores.
Y añade: "Unas llegamos por el conflicto, otras por que querían tener mejores condiciones para sus hijos. Por cosas de la vida terminamos en Ciudad Bolívar, en medio de este frío que hace por acá, muy diferente de nuestra tierra".
Juntas se reúnen todos los jueves para tejer a mano collares y prendas de vestir tan coloridas como las que usaban en el Pacífico. De vez en cuando ensayan bailes tradicionales en la casa de alguna de ellas, y buscan presentarse en cualquier evento que se realice en los barrios donde viven.
Pero al llegar a Bogotá estas personas no solo se dedican a fortalecer sus tradiciones, sino a generar impacto en la sociedad. Stiven Muñoz, un joven antioqueño de 18 años, llegó hace poco al barrio La Playa para vivir con sus tíos que hace 20 años están en la capital. Buscaba oportunidades para estudiar y terminó convirtiéndose en un líder juvenil.
"Me gusta el hip hop y toda esta cultura. Yo rapeo, pero tengo amigos de acá, rolos, con los que tenemos un grupo para tocar, hacer break dance y grafiti. Lo armé el año pasado y esperamos que salga adelante. Muchos de los pelados estuvieron en malos pasos, pero ahora se dedican al arte y al estudio".
Como ellos hay miles de casos que se replican en los diferentes puntos de Ciudad Bolívar y en su frontera con el municipio de Soacha. Una zona que, como dice Rosaura, "es una pequeña Colombia".