Vale la pena recordar la crisis energética de 1992 durante el gobierno de César Gaviria, hoy presidente del Partido Liberal, desencadenada por el fenómeno de El Niño. Esta crisis fue provocada por sequías extremas que redujeron drásticamente los niveles de los embalses, esenciales para la generación de energía hidroeléctrica.
Entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993, se implementaron medidas de racionamiento energético sin precedentes. Las ciudades enfrentaron cortes de luz prolongados; Bogotá experimentó hasta 9 horas diarias sin energía, mientras que en San Andrés y Providencia los apagones se extendieron por hasta 18 horas diarias debido a la gravedad de la situación de los embalses.
El fenómeno de El Niño, caracterizado por aguas cálidas cerca de Australia, generó sequías e impactó negativamente en la infraestructura hidroeléctrica colombiana. Esta crisis también motivó campañas de concienciación como "Cierre la llave", buscando reducir el consumo de agua. En algunas ciudades se implementaron sanciones como días sin energía o incluso días de cárcel para derrochadores de agua.
Para contrarrestar los efectos de los cortes de energía, el gobierno adoptó la "Hora Gaviria", adelantando una hora el reloj nacional, lo que permitía aprovechar más la luz solar y reducir el consumo energético durante la noche.
En comparación con la crisis del 92, la situación actual presenta similitudes y diferencias. Si bien aún no se ha experimentado un apagón de la magnitud de aquellos años, los riesgos actuales exigen medidas preventivas y un uso responsable de los recursos energéticos.
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La tecnología y las políticas de gestión energética han evolucionado desde entonces, lo que podría influir en cómo se manejaría una crisis similar en la actualidad.
La posibilidad de un apagón en Colombia genera preocupación y reflexión sobre la importancia del ahorro energético y la gestión sostenible de los recursos. Recordar la crisis del 92 no solo nos ayuda a comprender la gravedad de la situación actual, sino también a valorar las respuestas creativas y las lecciones aprendidas que pueden ser aplicadas para evitar un escenario energético desastroso