La historia de Alexander Pérez, quien superó el coronavirus pero perdió la visión
Desde hace meses se ha sometido a varios tratamientos médicos pero ninguno le ha hecho el milagro.
Hace unos meses el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ofreció una rueda de prensa en la que aseguró que efectivamente se pueden presentar graves secuelas a largo plazo en pacientes que superan la Covid-19.
Según detalló el funcionario de la OMS, sí existen variedad de síntomas que pueden cambiar con el tiempo y pueden afectar cualquier sistema corporal, siendo las secuelas más persistentes la fatiga física, afecciones cardíacas, pulmonares y neurológicas, entre otras.
Hace poco se conoció un caso particular en Colombia, en la que un hombre perdió la visión poco después de recuperarse del coronavirus.
Se trata de Alexander Pérez, de 47 años de edad, conductor de servicio público en Bogotá. En una entrevista para Noticias RCN el hombre contó que luego de estar 18 días confinado en su casa junto a su familia, decidió salir a trabajar para buscar el sustento, sin imaginar que en poco tiempo su vida cambiaría.
Según detalló Pérez, un día comenzó a notar que de manera paulatina su visión iba disminuyendo, hasta llegar al punto de no ver absolutamente nada. Ante esto, el hombre buscó ayuda médica, y para sorpresa de los galenos, este sería uno de los primeros casos que se presentaba en el país.
Tras varios chequeos, los especialistas le diagnosticaron a Alexander neuritis óptica bilateral asociada a infección por covid-19, y que según los doctores, sería el tercer caso el mundo por sus similares características.
“Ellos hicieron junta médica, porque un comentario que salió de los mismos doctores fue: nos tiene locos”, relató.
Por varios meses, los médicos han intentado devolverla la visión al paciente asistiéndolo con diferentes tratamientos sin tener éxito.
Esta inesperada situación no solo afectó a Alexander, ya que su familia ha tenido que adaptarse en pro de su recuperación, como es el caso de su hija, quien decidió renunciar a su trabajo para dedicarse a cuidar a su papá. “Yo le dije a él que, así como un día me enseñó a caminar y nunca me dejó sola, ahora seré yo la que estará para él, porque si tengo que cambiar mi vida, lo haré”.
Aunque pasan los días y el hombre no recobra su visión, igual mantiene la fe de que algún especialista se motive a estudiar a profundidad su caso y encuentre una posible solución.