Breadcrumb node

Me le quito el sombrero a los rappitenderos

En los zapatos de aquellas personas que se incorporan a este trabajo, todo un éxito en términos de emprendimiento.

Publicado:
Actualizado:
Martes, Julio 30, 2019 - 11:57
Alejandra Uribe, periodista de LA FM en Bogotá
Alejandra Uribe, periodista de LA FM en Bogotá
LA FM

Ser rappitendero no es nada fácil, si empezamos por el curso de una hora que tuve que tomar por internet o de manera presencial en el que enseñan uno a uno los pasos para lograr el éxito en los domicilios. Lo mío fue práctico, 10 minutos sentada en el computador y listo puntuación sobre de 100 sobre 100.

Además, hay que soportar casi dos horas para lograr hacer cualquier activación de la plataforma, o si se quiere solucionar un problema con la afiliación o incluso si quiere ser todo un rappitendero elegante y comprar su dotación para prestar el mejor servicio, sin dejar de lado que se debe tener el mínimo de datos móviles para hacer la inscripción, hacer la afiliación y descargar lo que será la principal herramienta de trabajo.

Llegue al barrio Polo, al nororiente de la ciudad, allí me encontré con una casa enorme, de esas que ya no suelen existir en Bogotá. Estaba repleta de gente que comía empanada mientras espera el llamado para que la oportunidad de trabajo empezara a ser realidad.

Lea también: Rappitenderos llegaron a acuerdo con Rappi

Me acerqué a una chica, -por eso que entre mujeres nos entendemos mejor-.

-¡Hola!, ¿Qué tal es la cosa es mi primer día?

-Ella con una sonrisa me saluda y me dice: pues bien es mi segundo día, lo difícil son las direcciones pero dale entra ahí, te dan el turno y compras la maleta. Agradecí, y caminé medio de la multitud y allí me encontré con el celador.

- ¿Qué viene hacer?

- A inscribirme, activarme para trabajar

- Tome su turno y espere hasta las 10 (dos horas) y si se mueve pierde el turno.

- Gracias.

Luego de ese primer encuentro con aquel que sabe todas las indicaciones, era momento de romper el hielo con los nuevos compañeros que nos encontrábamos en esa casa oscura con olor a bebe por el trapero con el que la señora del aseo trata de ponerle la mejor cara al lugar donde las paredes ya no son blancas sino grises del mugre y donde el naranja de Rappi resalta a plena vista

- ¡Hola! ( de nuevo con mi cara sonriente)

- Soy nueva, ¿qué tal la cosa?

Un muchacho con acento venezolano vestido de negro de los pies a la cabeza me responde:

- ¡Jum! dicen que bien. Mi hermano lleva 6 meses y le ha ido bien por lo menos hay para comer.

En medio de la ignorancia y el desespero de ver que el digiturno que está en un televisor desgastado no se mueve, continúo haciendo preguntas a otros hombres también con acento extranjero sobre lo que sería mi trabajo.

- Bueno y ¿cómo hago mi primer domicilio sino tengo dinero ni nada?

- Tranquila, como estas en primer nivel, solo escribes en tarjeta de crédito, te dan un código y es tu boleto de pago.

- ¿Niveles? Pregunto con cara de terror

- Sí, claro son 6 niveles entre mas alto más ganas, mejores servicios de salen y puedes ganar más dinero y en efectivo

Por fin hacen el llamado, descargo la aplicación se me permitirá conocer el mundo del rappitendero que anda a pie, en bicicleta, en bicicleta con motor o quizás en moto.

Llené cada uno de los pasos, me tome una selfie y listo ya soy es una rappitendera caminante que estará por la ciudad con la famosa maleta naranja que, para adquirirla tuve que hacer una fila de 20 minutos y para la cual me tocó sacar de mi bolsillo 24 mil pesos y eso porque era una maleta pequeña, la otra vale 80 mil, esto si se paga de contado, porque si quizás uno no tiene dinero se la puede llevar a cuotas las cuales se van descontando dependiendo de los domicilios que haga.

A un cálculo al ojo pude determinar y más de la mitad de los que estaban allí eran hombres y solo unas pocas mujeres alistábamos las piernas para recorrer las calles entregar domicilios y recibir propinas que aumentarían las ganancias que sólo dependen de nosotros y que llegarán a los bolsillos cada martes el día que consignan.

Lista con la maleta de 24 mil pesos de primípara, la aplicación activa en un teléfono Android, pues la única alternativa para descargar la aplicación. Y con mi número de registro: el número 200883 y que efectivamente es el número de las personas registradas, pero solo 25 mil están activas recorriendo las calles de la ciudad.

Es momento de salir a trabajar, no sin antes encontrarme con los vendedores de planes móviles que casualmente también son extranjeros.

- ¿Lista para trabajar? – Me dice un muchacho con chaqueta naranja y azul

- Si, estoy lista, pero quiero un plan de datos

- Claro que, si. Están los especiales para Rappi el que más usan es el de 39.900 pesos y te dan 2g con eso trabajas fácil

Agradezco al señor pero en otra oportunidad será, aunque la idea suena tentadora porque solo con mi cédula o con el pasaporte o con el documento que sea si es el caso activan el plan.

Al otro día salgo a trabajar desde las 7 de la mañana, con mi maleta y mis piernas – mi primera herramienta de trabajo, lista para entregar los pedidos tal y como me lo habían enseñado en el curso.

Me pongo activa y la ansiedad me apodera, es la primera vez que entregaré un pedido. Suena el celular y mi primer reto lleva: huevos, arepas con queso doblecrema y margarina para cocinar lo que seguramente sería un desayuno delicioso. Corro al almacén que me dicen, allí me encuentro con mi shopper. ¿Un shopper? Si, es la que ayuda a los rappidtenderos para tener listos los productos seleccionados por el cliente. Todo esto para lograr que llegue el pedido más rápido y en la calidad que es. Como no sabía eso, pues entré como loca a recoger mis productos, pero luego llegó mi ángel guardián. Me da la factura y paso mi cédula y ahora corro hacia la subida a La Calera, justo allí entregaba mi primer domicilio que dejaba en mis bolsillos 3.720 pesos.

Lea también: Simón Borrero, cofundador y CEO de Rappi, y la visión de país que plantea tras su éxito

Llego con una sonrisa pero los celadores no me dejan subir, que deje el pedido y me vaya. Una propina que no llegó en efectivo a mis manos pero me quedó la satisfacción que entregue mi primer domicilio pese a la carrera y al dolor de piernas.

El segundo pedido venia con propina de 1.500 pesos, los cuales no tenia en mi bolsillo y me hicieron feliz. Este reto también parecía un desayuno: una torta, un palito de queso y un café. Por error salí corriendo en medio de mi afán por llevar el domicilio y la aplicación me recordó que tenía que llevar los utensilios para comer, me devuelvo y me dice un compañero de trabajo:

-Mija envuélvalos bien, porque no te aceptan los cubiertos así por higiene

Miro como lo hace él y tomo todo y lo envuelvo en una servilleta y de nuevo salgo corriendo. Logre en casi 20 minutos hacer mi segunda entrega con la que ya acumulo 7.934 pesos en mi bolsillo. Nada comparado a los 129.984 pesos que se hizo un nuevo amigo trabajando el lunes de 7:30 de la mañana a 8 de la noche.

Inicia mi segundo día, lista para iniciar el primer domicilio un mercado completo: soda, limones, maní, queso y canela. Con este ya eran 2 mil pesos en mi bolsillo a las 6:30 de la mañana. Pero este día no fue tan fructífero solo hice dos domicilios que me dejaron 5 mil pesos en los bolsillos y la sensación que los vigilantes y los domiciliarios no se la llevan muy bien.

En mi bolsillo durante esta ornada como rappidtendera me dejó no solo 14 mil pesos en mi bolsillo, sino además las piernas desgastas, la espalda ultrajada y eso si unos buenos amigos extranjeros rappitenderos.

Fuente:
LA FM - Alejandra Uribe