Policía que asesinó a su esposa en un supermercado ya no vivía con ella

Hay conmoción en Bogotá por el crimen de Angie Katerine Herrera, asesinada por su esposo, el patrullero Fray Vicente Ardila Velázquez, en un supermercado.

La Policía Metropolitana de Bogotá rechazó los hechos ocurridos en un establecimiento comercial del barrio Venecia, en el sur de la capital del país, al tiempo que informó que el uniformado, con más de seis años de antigüedad en la Policía, queda fuera de la institución y será condenado por su accionar a través de la justicia ordinaria.

Mientras se espera el dictamen de Medicina Legal para corroborar, en el caso del hombre, que estaba bajo efectos de acohol. Y en el de ella, si en realidad estaba en estado de embarazo, su familia habló. Su tía, que no se identificó, contó que desde hace varios meses el patrullero y la esposa, es decir su sobrina, afrontaban problemas de pareja por cuenta de los celos de él. De hecho, explicó, sus problemas los llevaron a separarse.

Según explicó, él ya se había ido de la casa, donde reside gran parte de la familia, para evitar que se siguieran lastimando en sus discusiones. "Si de verdad aman tanto a sus parejas respétenle la vida. No maten por celos, uno no es dueño de nadie", aseguró.

La mujer explicó que la otra persona herida es Alejandra Herrera, hermana de Angie Katerine, quien estaba en el supermercado cuando el patrullero de la policía sacó arma blanca. Según dijo, ambas salieron de misa y se dirigieron a hacer compras cuando se registraron los hechos.

Por su parte, el padre de Angie Katerine Herrera, de 21 años de edad, dijo que su hija se caracterizó por ser una buena mujer y cuidar a la pequeña de 3 años de edad que quedó fruto de esa relación.

"No sé por qué tomaría esa decisión. Nunca esperamos que un muchacho como él tomara esa determinación", aseguró, sin dar su nombre, al tiempo que pidió ayuda económica para trasladar a Angie Katerine a Quetame (Cundinamarca), de donde es oriunda toda la familia.

La familia no se refirió a algún caso puntual de la pareja que derivara en la tragedia, una razón que tuviera el patrullero para proceder como lo hizo.