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Editorial de Vicky Dávila, directora de LA F.m., sobre 'chuzadas' y seguimientos

Colombia es un país que está buscando la paz. Por esa razón resulta inadmisible que los colombianos veamos amenazados nuestros derechos constitucionales...

Publicado:
Actualizado:
Martes, Diciembre 22, 2015 - 17:53

Colombia es un país que está buscando la paz. Por esa razón resulta inadmisible que los colombianos veamos amenazados nuestros derechos constitucionales y la libertad de expresión y la privacidad por las actuaciones irregulares y delictivas de algunos miembros de una de las instituciones más queridas por los colombianos: la Policía Nacional. 


 


En un país que se empeña en la paz los ciudadanos tienen derecho a conocer la verdad y los periodistas a trabajar para hacer pública esa verdad. Resulta entonces incomprensible que quienes revelan verdades incómodas para los poderosos sean perseguidos y se conviertan en blanco de los abusos por medio de 'chuzadas', seguimientos y campañas de desprestigio en su contra. La paz empieza por el respeto a las libertades. La paz no puede basarse en la tramoya del silencio y, mucho menos, en la mala utilización de los recursos del Estado para implementar persecuciones. 


 


Hace dos meses, aproximadamente, el equipo de LA F.m. Noticias empezó a destapar, con una serie de denuncias, lo que ya es evidente. La Policía está en crisis. Y ciertamente está en crisis por las actuaciones de algunos de sus comandantes, que han venido, poco a poco, deslegitimando el deber ser de la institución. Las denuncias van desde el acoso laboral hasta la macabra historia de la existencia en la Policía de una red de prostitución llamada la Comunidad del Anillo y que se ha mantenido viva durante años, gracias al silencio cómplice de uno y otro director de la Policía.


 


Y lo que es peor. Se ha fortalecido porque ha estado al servicio de miembros de la cúpula. En lugar de tomar los correctivos, en lugar de colaborar con las investigaciones, la decisión de algunos miembros de la Policía parece haber sido volcar su inteligencia contra quienes se atrevan a hacer eco de esos penosos hechos. Lo dijo porque no sólo han sido víctimas los periodistas de LA F.m. sino todos aquellos que se han pronunciado frente a las irregularidades. 


 


Si el general Palomino se queda deberá asumir el reto de cambiar el rumbo de la Policía, demostrando que aún es idóneo para comandar la institución y que tiene, ante todo, la autoridad moral ante sus subalternos que, por cierto, están inconformes y dolidos con su situación y lo que pasa en el alto mando. En últimas, si Palomino se queda, tendrá que la Policía no se salió de sus manos y que es capaz de sacarla de esa crisis. Y, ante todo, tendrá que demostrar que los ciudadanos tienen garantías y que no serán víctimas de su propia policía. Si Palomino se va, la nueva dirección deberá entender que hay que empezar por limpiar la Policía para evitar que ésta se autodestruya. Tendrá que empezar a dar ejemplo de decencia, tendrá que empezar por inculcar a sus policías buenos que hay una sola mánera válida de hacer las cosas y es haciéndolas correctamente. Tendrá que empezar entiendo que la Policía es un tesoro de los colombianos y ésta está para cuidarlos y salvaguardarlos sus derechos y no para cometer abusos y someterlos bajo el uso de la fuerza o la inteligencia mal utilizada, como las 'chuzadas' y los seguimientos. 


 

 



No se trata de Juan Pablo, Jairo, Nancy, Slobodan, Angélica, Claudia o de cualquier otro periodista que valientemente ha destapado la olla podrida en la Policía. Se trata de defender uno de los pilares de la democracia: la libertad de expresión. Por lo pronto aguardamos en el fiscal general y su equipo con la esperanza de que pronto sus investigaciones darán fruto y encontrarán a los responsables de estos abusos. En LA F.m. seguimos firmes.

 


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Fuente:
Sistema Integrado Digital