El día que un terremoto destruyó a un municipio del Urabá antioqueño
Hace tres décadas, el municipio de Murindó enfrentó dos fuertes sismos y 100 réplicas. Esta es su historia.
Esta semana se cumplieron 31 años de uno de los eventos sísmicos más impactantes en la historia de Colombia: los que generaron la destrucción y el traslado del municipio de Murindó, en Antioquia.
En 1992, dos sismos, seguidos por más de 100 réplicas, desencadenaron una serie de efectos devastadores que marcaron la vida de esta comunidad.
El 17 de octubre de 1992, a las 4:32 de la madrugada, un sismo de magnitud 6.6 grados sacudió la zona, seguido de otro de magnitud 7.1 el 18 de octubre a las 11:12 de la mañana.
Le puede interesar: Volcán Nevado del Ruiz: la razón por la que aumentaron los sismos
Estos dos sismos dejaron un saldo trágico de siete personas fallecidas y más de veinte heridas. Además, la devastación fue tan severa que el 95% del área urbana del municipio quedó destruida.
También se dio la explosión de lodo y gases del volcán Cacahual, ubicado en el municipio de Turbo (Antioquia).
El Servicio Geológico colombiano explicó que “sucedió cuando los gases del volcán entraron en contacto con la atmósfera, lo que generó un incendio sobre una superficie aproximada de una hectárea. Al final, Cacahual explotó alrededor de 50.000 metros cúbicos de lodo”.
El impacto de estos eventos fue tan significativo que el municipio de Murindó tuvo que ser trasladado 7 kilómetros al occidente, a la orilla del río Atrato, debido a la destrucción de su cabecera municipal. Estos sismos también dieron lugar a eventos singulares.
Uno de ellos fue el surgimiento de una nueva isla de 150 metros de largo por 50 de ancho debido al levantamiento del fondo marino, ocurrido a unos 200 metros de la costa en el corregimiento de Damaquiel, en el municipio antioqueño de San Juan de Urabá.
Además, el volcán Cacahual, ubicado en el municipio de Turbo, experimentó una explosión de lodo y gases. Esta explosión, que abarcó aproximadamente una hectárea, se produjo cuando los gases del volcán entraron en contacto con la atmósfera, generando un incendio. Como resultado de este evento, Cacahual liberó alrededor de 50,000 metros cúbicos de lodo.
El impacto de estos sismos no se limitó a los eventos inmediatos. Más de 13.000 metros cuadrados resultaron afectados por procesos de licuación, que incluyeron la pérdida de soporte en los terrenos, agrupamientos de suelos y la expulsión de arena y agua, especialmente en Murindó.
Lea también: Colombia, país de temblores: solo esta semana hubo casi 600 sismos
El deslizamiento de laderas cerca de los ríos de Murindó, Coredó, Jiguamiandó, Amparradó y Sucio generó represamientos e inundaciones que afectaron la vida de la comunidad.
Según las autoridades ambientales, este triste aniversario recuerda la importancia de proteger los ecosistemas y estar atentos a las alertas emitidas por las entidades de riesgo del país.
Los eventos de hace 31 años en Murindó son un recordatorio de la vulnerabilidad de las comunidades ante los desastres naturales y la necesidad de la preparación y la prevención, según se advirtió por parte del Servicio Geológico Colombiano.