Empresas mineras estarían contaminando fuentes hídricas en famoso municipio lechero
La CAR Cundinamarca impone medidas preventivas a nueve empresas mineras. Este es el caso.
La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) tomó medidas drásticas al imponer una medida preventiva en nueve minas de la provincia de Ubaté, específicamente en el municipio de Lenguazaque.
En una operación reciente, se descubrió que estas minas, pertenecientes al título minero CCM-103, operaban sin los permisos adecuados y estaban causando graves daños a los recursos naturales.
Hugo Rodríguez, director de la regional CAR Ubaté, destacó que las minas Esperanza I y II, El Salvio, Palenque, El Volcán, Bosque, Cerezo, Dana y una sin nombre, fueron objeto de medidas preventivas en flagrancia debido a su impacto en los ecosistemas.
La inspección reveló un manejo inadecuado de vertimientos y estériles en estos lugares. La entidad reveló que se identificaron nueve de once minas que corresponden al título minero CCM - 103 no cumplen con la reglamentación ambiental y además estarían generando graves afectaciones ambientales en las fuentes hídricas de la región.
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Frente a esta situación, el director de la Regional CAR Ubaté, indicó que "la corporación autónoma regional de Cundinamarca, a través de la regional Ubaté y por solicitud de la Procuraduría General de la nación, se realizó visita al título CM 103, ubicado en la vereda Gachaneca del municipio de Lenguazaque en el desarrollo de la visita, pues se puede verificar que este título cuenta con eh varias bocaminas y que algunas de ellas están ubicadas en la ronda de las fuentes hídricas".
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Rodríguez señaló que estas minas no tenían un plan de ordenamiento minero adecuado y carecían de programas para gestionar las aguas de escorrentía y lluvias.
La ausencia de sistemas de zanjas, cunetas y sedimentadores permitía que estas aguas fluyeran libremente, afectando el suelo y contribuyendo a la contaminación de fuentes hídricas cercanas y procesos erosivos.
Además de la suspensión de actividades, la CAR ordenó la recuperación de las zonas invadidas por construcciones de bocaminas y botaderos.
En el caso específico de la mina Dana, ubicada sobre el cauce de una quebrada de flujo permanente, la mala localización generó obstrucciones y desviaciones del caudal.