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En este pueblo de Colombia no escuchan una famosa canción por temor al diablo

Aunque muchos colombianos se saben de memoria esta canción, en ese municipio le tienen temor. ¿Por qué?

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Jueves, Febrero 1, 2024 - 13:07
Iglesia católica y música
Iglesia católica y música
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En el tejido cultural de nuestras ciudades, las leyendas y mitos urbanos han encontrado un lugar especial, alimentando la imaginación colectiva y dando forma a narrativas que desafían la explicación racional. Aunque muchos de estos relatos se tejen con hebras de lo fantástico, sorprendentemente, numerosas personas creen fervientemente en su veracidad.

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Estos mitos urbanos, con sus raíces ancladas en lo desconocido, han trascendido generaciones, convirtiéndose en parte integral del folklore urbano. Desde encuentros con seres paranormales hasta historias de lugares encantados, la creencia en estas narrativas parece resistir el paso del tiempo.

Precisamente, en una ciudad de Colombia, una leyenda urbana tiene tanto arraigo, que hay ciudadanos que prefieren no escuchar una canción ni ir a determinado lugar por temor al "diablo".

La curiosa leyenda urbana

Ibagué, la capital musical de Colombia, guarda entre sus callejones una leyenda urbana que ha suscitado temor y aversión hacia una famosa canción. Se remonta a los años 50, en el desaparecido club Baltazar, ubicado en la vía que conecta con Armenia, entre los actuales barrios La Hoyada, Combeima, Baltazar y El Libertador.

Según los relatos de los lugareños, una noche el demonio se paseó entre los clubes nocturnos con la intención de seducir a una joven extranjera que trabajaba en el afamado burdel "Casita de Margot" en sector conocido como El Amé. 

La mujer, conocida por su deslumbrante belleza, atrajo la atención de clientes de toda la región, incluyendo un minero de Cajamarca que, hechizado por ella, le entregó toda su fortuna a cambio de una noche.

La leyenda cobra vida durante una fiesta en el club Baltazar, donde la mítica mujer debía cumplir con un requisito peculiar: bailar durante horas al ritmo de "El Ron de Vinola", interpretada por Guillermo Buitrago y sus Muchachos. 

La noche avanzaba, y la letra de la canción resonaba en el lugar: "Tomando el ron de vinola, yo recuerdo a mi difunta, pero ahora yo recuerdo a Lola. Ay, quien más gusta me gusta".

El inesperado giro de la leyenda ocurrió cuando, al sonar la melodía, un misterioso hombre vestido de blanco arrebató a la mujer de los brazos del minero. No hubo enfrentamientos; en cambio, la pareja danzó durante horas, hasta que, al final de la noche, los pies del sujeto se transformaron en pezuñas. Un grito de terror escapó de la mujer, y las personas comenzaron a abandonar el lugar justo antes de que una avalancha desde el río Combeima representara la furia del demonio.

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Este suceso marcó el declive del club Baltazar, que dejó de ser popular debido al miedo que generaba la posibilidad de nuevas tragedias. Algunos aspectos de la leyenda culpan a los asistentes por desafiar lo considerado "prohibido" por la iglesia: la famosa canción "El Ron de Vinola".

Aunque esta leyenda perdura en la memoria de los ibaguereños, la canción sigue siendo una de las más populares durante la época decembrina.

La famosa canción

Fuente:
Sistema Integrado Digital