Familiares de agentes de CTI asesinados por 'El Tigre' esperan conocer la verdad
Jhon Jairo Esquivel, detenido el fin de semana, está sindicado de ser el responsable de varias masacre, entre ellas la de El Salado.
Este capítulo, rastreando el 'porqué' oculto tras la desaparición y asesinato de siete miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de La Fiscalía, inició en el corregimiento de Minguillo, en La Paz, a pocos minutos de la cabecera municipal de Codazzi, en el norte del Cesar.
Hasta ese lugar Israel Alberto Roca Martínez y seis compañeros más, agentes de ese mismo CTI, llegaron para hacer la identificación y levantamiento al cadáver de un vendedor de paletas, que había desaparecido desde octubre de 1999.
Así lo recordó Claudia Balsero, esposa de Roca Martínez y quien habló con LA FM sobre algunos detalles de ese "nefasto día".
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“Mi esposo salió junto a dos compañeros más desde Valledupar hasta la hacienda La Holanda. Allá los esperaban cuatro miembros del CTI de Codazzi. Tenían información de que ahí estaba el cadáver de un vendedor de paletas desaparecido el año anterior”, dijo la mujer quien desde el exilio.
Con el riesgo claro, el equipo llegó hasta la zona para realizar su trabajo. Ellos y sus familiares desconocían que en ese momento se desataría el infierno.
“La última noticia que tuvimos de nuestros familiares fue una llamada en la que habrían informado que ya habían terminado el levantamiento y que regresaban a Codazzi”, explicó la desesperada mujer, quien aclaró que tiempo después, descubrieron que esa supuesta llamada, nunca existió.
Desde ese momento todo fue incierto. El nacimiento de un nudo que hoy, casi 20 años después, no se ha podido desatar.
Tras el paradero de sus familiares tocaron muchas puertas. Poco tiempo pasó para que supieran que los paramilitares que dominaban de manera sanguinaria el norte del Cesar estaban detrás de esas desapariciones. Esa información solo daba inicio de una búsqueda que ha durado muchos años.
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Identificada la puerta, ahora había que entrar. Por esa razón viajaron a la zona rural del departamento de Córdoba, a encontrarse con un Carlos Castaño que inicialmente lo negó todo.
“Castaño se levantó de la mesa donde estábamos y realizó algunas llamadas. Cuando regresó, dijo que en el Cesar los comandantes de la zona se estaban manejando como rueda suelta, describió y aclaró que la orden no la dio él, si no Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge Cuarenta, como era conocido el jefe del bloque norte de las entonces Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)".
En este mismo punto entra el nombre de Jhon Jairo Esquivel, alias El Tigre, comandante que operaba bajo las ordenes de ‘Cuarenta’ y sobre quien recae la autoría de estas desapariciones y de masacres aterradoras como la de Santa Cecilia en Astrea, Cesar o la del Salado, en Bolívar.
En la Fiscalía, la búsqueda de los agentes era lenta. Un año después de su desaparición recién encontraron el vehículo utilizado para hacer el levantamiento del vendedor de paletas.
“El carro lo encontraron enterrado. En él encontraron las llaves, agendas y otros elementos que nunca nos mostraron para ver si los identificábamos” destacó la hermana de una de las víctimas, quien por seguridad pidió omitir su nombre.
Con el paso del tiempo, los detalles en torno a esta desaparición solo se hacían más inciertos. Siete años después, familiares y amigos de los agentes descubrieron que una denuncia podría ser la responsable de la muerte de esos agentes.
“Los compañeros del CTI Valledupar habrían puesto una denuncia por injuria contra algunos de sus compañeros”, destacó uno de los voceros de la fundación Fasol, quienes acompañan a los familiares desde el inicio de esta tragedia.
“Igual es la autoridad la encargada de determinar si hay relación entre este hecho y la desaparición de nuestros seres queridos”, aclaró.
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Una teoría que puede sonar tenebrosa, sobre todo, si se tiene en cuenta que incluso en Justicia y Paz se habló de supuestos vínculos entre la Fiscalía y los grupos paramilitares que operaban en la zona.
Casi 20 años después de la desaparición de los agentes, hay muchas dudas. El dato que hasta ahora se presume de cierto, es que fueron asesinados por Jhon Jairo Esquivel, alias 'El Tigre', jefe de los llamados Paracos en Verdecia y Minguillo.
Mientras tanto, la Fiscalía sigue en silencio. "No quisieron pronunciarse frente a este tema. Y la justicia, parece que le apostó al tiempo y al olvido porque de los muchachos no se supo nada", aseguró la mujer.
“En el caso de nuestros seres queridos no se ha dicho la verdad completa”, aseguran los familiares de los agentes desaparecidos, quienes explican que nunca se supo porqué los mataron ni cual fue el destino de sus cuerpos.
“El Tigre aceptó la autoría de estos hechos, pero nunca se supo por qué lo hizo, no dijo si la orden vino de alguien dentro de la misma Fiscalía de Valledupar o donde quedaron sus restos. Nunca se dijo una verdad completa".