La responsabilidad compartida en la gestión de residuos
En Colombia se producen 12 millones de toneladas de basura anualmente, según cifras de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios.
Según cifras de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, en Colombia se producen 12 millones de toneladas de basura anualmente, de las cuales solo se recicla el 17%1, a pesar de que más del 60% de los residuos podrían recuperarse.
Lo anterior, podría explicar el urgente llamado y el avance que ha tenido el país en la consolidación de herramientas destinadas a impulsar una mayor conciencia sobre la importancia de disponer correctamente los residuos, pero sobre todo, de extender la vida útil de los mismos, tal y como es el caso de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), la cual establece la responsabilidad de los fabricantes respecto al manejo adecuado de sus productos, incluyendo el final de su vida útil2.
A pesar de esto, y aunque es claro que los productores mantienen un alto grado de responsabilidad por todos los impactos ambientales de sus productos en su ciclo de vida, la tarea no debería recaer solo en ellos. Para incrementar la recolección y el reciclaje, aumentar la demanda de material reciclado y sensibilizar el cambio del comportamiento ciudadano se necesita del compromiso de todos los actores intervinientes en la cadena.
Pero ¿cómo avanzar en ese sentido y lograr una responsabilidad compartida?, la respuesta no es simple y depende de la perspectiva y el actor desde el que se vea.
Empecemos por los productores, en donde el reto está asociado a reconocer que el ciclo de vida de un producto va más allá de su empaque final. Esto implica implementar prácticas de responsabilidad que van desde la extracción de materias primas hasta su disposición final, eficiencia de los recursos, uso de materiales renovables, reciclados o biodegradables, diseños que prioricen la perdurabilidad, fomentando la reutilización y reducir la generación de residuos, esto puede lograrse mediante la optimización del empaque, el diseño modular y la incorporación de prácticas de producción limpias.
La industria papelera ejemplifica la implementación de estas prácticas, ya que el papel y el cartón son materiales idóneos para un modelo de circuito cerrado. Smurfit Kappa, una Compañía con más de 80 años de trayectoria dedicados a la producción de soluciones de empaque a base de papel innovadoras y sostenibles, fue pionera en reciclaje de papel y cartón y hoy es el principal reciclador de este material en el país:
"Nosotros mismos, en la industria de empaques a base de papel y cartón, somos importantes beneficiarios de estas acciones de recuperación, un importante porcentaje de los insumos que usamos en nuestros procesos de fabricación, provienen de cientos de toneladas de residuos de papel y cartón que han sido bien dispuestas y recolectadas. Nuestro modelo de negocio circular nos permite fabricar cajas nuevas a partir de cajas usadas con procesos más innovadores y que nos ha permitido posicionarnos como el mayor reciclador de papel y cartón Colombia, logrando recuperar más de 210 mil toneladas de fibra reciclada durante 2023".
En lo que respecta a los recicladores, quienes desempeñan un papel crucial, el desafío se enfoca en regular la conexión con la cadena productiva para que puedan realizar su labor efectivamente. En ese sentido, se debe establecer un marco legal que reconozca y proteja los derechos de los recicladores, garantizando condiciones dignas.
Esta acción se realiza también en Smurfit Kappa a través de su Fundación a través del fortalecimiento de capacidades en los recicladores para la formalización de la actividad, facilitando la integración de este gremio en programas de economía circular y cadenas de suministro sostenibles.
En lo relacionado con los consumidores, es fundamental fomentar una cultura de consumo responsable y prácticas de gestión de residuos. Esto implica educar a los ciudadanos y facilitar el acceso a puntos de recolección seleccionada. Además, promover la compra de productos reciclados y reutilizables, como es el caso del papel y el cartón.
Para avanzar hacia una verdadera responsabilidad compartida, es esencial que cada actor asuma su rol con diligencia y compromiso. Solo así podremos transformar la cultura de consumo y gestión de residuos, contribuyendo a la construcción de un futuro más sostenible para todos.