Maestro budista envía mensaje por el perdón en Colombia
“El perdón lleva tiempo y es un ejercicio muy personal", dice.
Phakyab Rinpoche nació el Tíbet, una región que, dice, se parece mucho a Colombia, "pero sufrió más", según él, porque en su guerra contra los chinos terminaron perdiendo todo su territorio, y quedaron sin un lugar por el mundo, huérfanos y olvidados.
”Nuestra arma fue el perdón”, aseguró en una conferencia en la Universidad Externado, organizada por la Asociación de Antiguos Alumnos, donde además afirmó que es urgente en Colombia aprender a perdonarse para aliviar los dolores y las enormes cicatrices que dejaron los años de guerra.
Este maestro budista dice que el objetivo de su filosofía es nunca distraerse de lo fundamental: el conocimiento de sí mismo y el desapego.
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Años atrás, cuando Rinpoche fue encarcelado en China y sometido a torturas que terminaron en una gangrena que se apoderó de una de sus piernas, supo que lo único que lo salvaría de la muerte era perdonar a sus victimarios y dedicarse con disciplina a la meditación contemplativa.
Despego
“Dentro del budismo hablamos de que el perdón es una acción que beneficia tanto al que perdona como al que recibe el perdón. Cuando no hay esta energía de conciliación, ambas partes sufren enormes daños que no permiten generar avances", indicó.
Para el caso de Colombia, el maestro budista aseguró que frente a las enormes heridas que ha sufrido el país en sus años de conflicto la única manera de sanarse como sociedad es buscar un perdón colectivo, que se hace urgente.
“El perdón lleva tiempo y es un ejercicio muy personal. Lo primero es entender que si no perdonamos esta semilla de odio y enojo nos enferma y nos sigue haciendo daño. Eso no afecta a la otra persona; el odiado, en la mayoría de ocasiones, ni siquiera está consciente de la magnitud del daño que causó".
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Mirar adentro
Para Rinpoche, la mayoría de seres humanos viven como zombies, ensimismados "en alcanzar el prestigio social, llenos de estrés y con la mente repleta de información que nos les dejan observar lo verdaderamente importante".
Por eso, según él, se debe “entender que la vida puede ser un gozo en la medida que logres desapegarte y entender que nada te pertenece”.