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¿Qué pasa en la Policía?, por María Isabel Rueda

El MinDefensa habla de una guerra por el poder interno en la Policía como si eso no fuera grave.

Publicado:
Actualizado:
Domingo, Diciembre 6, 2015 - 10:50

La vida de un periodista no vale más o menos que la de cualquier otro colombiano. Pero en este oficio a la gente la matan por decir la verdad, y eso tiene que afectar a los verdaderos dueños de la información, que son los ciudadanos.


 



 


Por eso, no podemos permitir que quienes vienen hostigando a la periodista Vicky Dávila, a su familia y a su equipo con seguimientos e interceptaciones se salgan con la suya. Y menos aún cuando las primeras investigaciones apuntarían a círculos de la Policía colombiana, una institución querida y necesitada, pero en tiempo reciente motivo de gran preocupación.


 


Vicky, en LA F.m, y Noticias Uno vienen denunciando unos episodios cuya delicadeza no parece haber conmovido a su responsable jerárquico, el Ministro de Defensa.


 


Hace mes y medio, por lo menos, una racha de denuncias basadas en testimonios grabados sugieren la existencia dentro de la institución de lo que judicialmente se conoce como la ‘comunidad del anillo’, una supuesta red de prostitución homosexual. Alrededor de ella ya hay muerta una posible testigo, la alférez Lina María Zapata, atribuida inicialmente a un suicidio, pero que, según Medicina Legal, podría haberse tratado de un homicidio.


 


Esa ‘comunidad del anillo’ ha descompuesto fuertemente la institución, al generar todo tipo de privilegios, como ascensos, permisos, traslados, regalos, y desencadenar graves abusos de poder. Vicky, una valiente, ha jalado esa pita y viene publicando en su emisora los inquietantes resultados. No ha pasado absolutamente nada, distinto de que ella ha comenzado a ser víctima de hostigamientos, al igual que un periodista investigador de ‘Noticias Uno’.


 


La tapa de tantas anomalías recientes fue un video protagonizado por el patrullero Rubén Darío Rozo, quien, acompañado de un grupo de encapuchados supuestamente también policías, escogió esta vía insólita e inaceptable para hacer reclamaciones sobre su trato en la institución. Esto, sin contar con que en las bandas que caen cometiendo actos delincuenciales, con frecuencia se descubre la presencia de policías activos involucrados.


 


Lo mínimo que todo esto sugiere es que el manejo interno de la Policía se está saliendo de madre.


 


En declaraciones a Darío Arizmendi, en Caracol, el viernes, el Ministro de Defensa calificó toda esta avalancha mediática como la consecuencia de una guerra por el poder interno en la Policía, de la cual el Ministro considera primera víctima a su director, el general Palomino. Eso puede ser verdad, pero es grave. “Por el momento, él tiene todo el respaldo del Ministro de Defensa”, anuncia. ¿Pero dónde está el compromiso del ministro Villegas con volver a recuperar el control interno de la institución? No. Él anda embobado con la paz de La Habana.


 


Esta semana, durante los trámites en el Congreso para el ascenso de varios oficiales a generales, sucedió también algo insólito. El Ministro de Defensa se dio una pela de dos días defendiendo la promoción del brigadier de la Policía Luis Eduardo Martínez a Mayor General. Sorpresivamente, al tercer día, Villegas metió dicho ascenso al congelador. Como son potestativos, el Gobierno no necesita dar explicaciones de por qué recomienda o no los ascensos. Pero la única explicación que no puede dar es que paró la promoción de Martínez “por unos anónimos”. Si el Ministro tiene algo concreto, como una alerta de la DEA, debe tramitarlo por el conducto reglamentario. Mas no puede andar ventilando calumnias sin remitente para truncar la carrera de un oficial. ¿Qué tal esto como invitación a que la Policía y el Ejército terminen matriculando sus emulaciones en una guerra interna de anónimos y el Ministro actuando a su vaivén? ¿A dónde iríamos a parar?


 


Este episodio es uno más que se suma al desorden, a la falta de manejo, a las intrigas internas, a la descomposición que sugieren las recientes pesquisas sobre la institución de la Policía Nacional, y que ya comienzan a concretarse en amenazas contra la vida y la integridad de periodistas.


 


Entre tanto… Y no nos olvidemos de Floralba Núñez, reportera asesinada por un sicario que el día anterior había recibido casa por cárcel por parte de un juez al que nadie ha preguntado nada.

Fuente:
Sistema Integrado Digital