Temblor en Colombia: ¿Edificios y casas en el país soportarían un gran terremoto?
Los colombianos han sido testigos de varios temblores estos días, lo que hace preguntarse si las edificaciones están preparadas.
Durante las últimas semanas, los colombianos de diversas regiones han sido testigos de varios temblores de magnitudes considerables que han causado pavor, ya que se han sentido bastante fuerte.
Por ejemplo, este domingo 27 de agosto el Servicio Geológico Colombiano reportó un temblor que tuvo una magnitud de 5.5 y tuvo una profundidad menor a 30 kilómetros, con epicentro en Chocó, el cual se sintió con fuerza en el Valle del Cauca, Antioquia y el Eje cafetero.
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A este temblor se le suman los ocurridos el 17 de agosto. El primero de magnitud 6.1 y profundidad superficial en El Calvario, Meta que se sintió principalmente en los departamentos de Cundinamarca, Meta, Caquetá, Risaralda, Caldas, Cauca, Nariño y Santander.
Además, después de ese sismo hubo 41 réplicas (todas localizadas en el Meta) con magnitudes que van desde 2.0 hasta 5.6, y con profundidades superficiales.
En medio del temor que han generado estos sismos, muchas personas se preguntan si las edificaciones en el país están preparadas para soportar un gran terremoto o si, por el contrario, un fenómeno natural como estos podría terminar en una tragedia.
¿Las edificaciones están preparadas?
Un informe publicado por Pesquisa Javeriana, indica que lo primero que se debe tener en cuenta es que no en todas las regiones del país la situación sería igual, dado que el país está dividido en tres zonas de amenaza sísmica.
Ciudades como Bucaramanga, Quibdó, Cali, Cúcuta, Pasto, Popayán, Manizales, Pereira y Armenia están ubicadas en zonas de amenaza alta. Bogotá, Medellín, Ibagué y Montería tienen una amenaza intermedia, mientras que el Amazonas, el Caribe y los Llanos Orientales pertenecen en su mayoría a una zona de amenaza sísmica baja.
De acuerdo con Daniel Mauricio Ruiz, ingeniero civil y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana, el 80 % de la población colombiana está ubicada en zonas de amenaza sísmica alta o intermedia.
El experto explicó a ese medio universitario que no es lo mismo construir en Leticia, Amazonas, donde es raro que tiemble, a hacerlo en Los Santos, Santander, que tiembla a diario.
“Los requisitos de diseño y construcción cambian de acuerdo con las condiciones sísmicas, pues dependiendo del tipo de suelo, la cantidad de pisos y otras variables, se requiere mayor o menor cantidad de elementos estructurales”, aclara Ruiz.
Ruiz precisó que en cada ciudad y región hay diferentes parámetros para las construcciones. En Bogotá es más probable que un edificio alto en los Cerros Orientales resista mejor un sismo que uno en la carrera 30.
“La respuesta de los suelos condiciona el comportamiento de las edificaciones”, agrega.
Por esa razón, señala la importancia de la sismorresistencia, la cual no significa que los edificios que la tengan no sufran daño alguno, sino que sin importar la magnitud del sismo, los elementos estructurales como las columnas, las vigas y los muros de concreto (que hacen parte del sistema de resistencia de la edificación) deben mantenerse en pie.
En cambio, se admiten daños en los sistemas de iluminación, los muros de ladrillo o drywall que dividen espacios, las ventanas y todos los elementos que no son esenciales para sostener la edificación.
“Puede que los daños sean tan grandes que al siguiente día del terremoto sea necesario demoler el edificio, pero por encima de cualquier cosa, la vida debe cuidarse”, agrega.
Colombia, atrasada en sismorresistencia
El informe de Pesquisa Javeriana indica que cuando se creó la primera norma de diseño y construcción sismorresistente en Colombia, la mayoría de los países con problemas sísmicos la habían implementado 50 años atrás.
Sin embargo, se ha actualizado dos veces y para Ruiz la reglamentación está altamente estandarizada y muy buena, pero el gran problema es que a pesar de que existan normas sismorresistentesm no siempre se cumplen.
Ruiz da una cifra alarmante. Tan solo en Bogotá, la informalidad en la construcción es de más del 60 %. Con esto se refiere a cuando la gente construye su casa únicamente con ayuda de maestros de obra o fundiplacas, que son personas que llevan una mezcladora a algunos barrios y mezclan el concreto para fundir la placa del piso de la casa y, en ocasiones, las vigas.
“Aunque lo hacen de la mejor manera que pueden, no suelen tener la evaluación de una curaduría o una revisión técnica por parte de un ingeniero, así que lo más probable es que no tengan todas las consideraciones de sismorresistencia”, añade.
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Esta situación se repite en muchas ciudades y regiones del país, lo que hace vaticinar que en caso de un gran terremoto, este tipo de estructuras serían las más afectadas.
“No se trata de decir que todo se va a acabar, pero sí es necesario analizar que, por ejemplo, el edificio Space en Medellín se cayó sin sismo, solo con el peso del mismo edificio. Ellos habían pasado por la curaduría que les dio la licencia de construcción, pero como nadie revisa la obra, ahí se está construyendo el desastre del futuro", concluyó Ruiz.