El recuerdo de Nairo contra Froome que lo ilusiona para ganar la Vuelta a España
El pedalista colombiano fue el gran protagonista de la etapa 17 y ahora es segundo en la clasificación general.
Nairo Quintana y el Movistar rozaron este miércoles camino de Guadalajara un nuevo 'Formigal', la reedición de la etapa en la que el colombiano, a lomos de un desatado Alberto Contador, le arrebató la Vuelta 2016 a un Chris Froome al que los azules esperaban reencarnado en Primoz Roglic.
Fue un día de locura por lo inesperado de la situación en la que parecía una de las dos etapas de transición que les quedaba a la Vuelta 2019 hasta llegar el domingo a Madrid.
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Pero se lío de inicio y las cosas ya no pararon hasta meta a un ritmo de locura hasta el punto de llegarse a la meta con ¡una hora! adelanto sobre el mejor de los horarios previstos. Que era de cruzar la meta a las 17 horas y 16 minutos.
Pues bien, el eterno Philippe Gilbert levantó los brazos a las 16.16 tras 4 horas 20 minutos y 15 segundos a una velocidad media de 50,6 kilómetros por hora. Cuando la más optimista prevista por la organización para la etapa más larga de esta edición (219,6 kms.), y la única por encima de los 200 kms., era el 40 por hora. De 36 era la más lenta y de 38 la intermedia.
"Una crono de 220 kms.", resumió Gilbert, quien, "en 17 años de profesional -tiene 37- nunca había visto una etapa igual". Un buen resumen para hacerse una idea de lo ocurrió nada más salir de Aranda de Duero, por cuyas calles ya se tocó a rebato.
El exciclista Roberto Laiseka, que acompaña al volante cada día al director de La Vuelta, Javier Guillén, desveló que "en los 60 primeros kilómetros Quintana dio relevos de a kilo", para tratar de un revolcón en la clasificación como aquel día que en que Contador hasta tuvo que convencerle para abalanzarse a por la gloria.
Seguro que pensó en aquella etapa en la que enterró de nuevo las ilusiones de Froome por hacerse con su primera Vuelta, una carrera en el que el británico de Nairobi adora pero que durante años le fue esquiva. Y el de Tunja se dijo algo así como "a por todas".
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No le alcanzó la enorme ventaja en meta, 5.19, porque venía penando en los últimos días "un catarro" del que parece que va curándose. Pero al menos recuperó un podio en el que el Movistar está de privilegio: Quintana segundo (2.24) y Valverde tercero (a 2.48).
Y no tiene el equipo telefónico líder al colombiano porque Astana, en una actitud que da pie a un debate hasta acalorado, tiró de manera furibunda del grupo de Roglic. La razón: su líder, Miguel Ángel López aún está en la pelea por el triunfo y el podio final.
Pero el 'Supermán' colombiano, que arrancó la etapa cuarto, es ahora quinto y a 4.09 sobre Roglic. Quien, de no haber tirado el Astana, o hubiese cedido la Roja o se hubiera reventado tirando solo en la persecución.
Como le ocurrió a Froome en 2016, cuando, sin equipo y en tierra de nadie, vio como Quintana le arrebataba la carrera en una emboscada "de las que crean afición", dijo después Contador, el que líder de la revuelta.
Esta vez no fue el campeón de Pinto, sino fue el viento y el deseo general de aprovechar un día de viento y de probables abanicos la causa del desaguisado. Y la ambición de Quintana y Movistar. Que pensaron en aquel movimiento de Contador, que casi calcaron.
Aquella etapa les dio una Vuelta; ésta les a anima de cara a unos últimos días que apuntaban a trámite. Aunque después de lo ocurrido hoy ¿quien se atreve a asegurar que Roglic ganará la Vuelta? Nairo y Movistar seguro que no. Porque todavía sueñan con ver Guadalajara como un segundo Formigal.