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El ritual de Zidane con los jugadores del Real Madrid
El entrenador se para en los camerinos y abraza a cada uno de los jugadores.
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Lunes, Agosto 22, 2016 - 18:01
Zinedine Zidane, el técnico del Real Madrid, se para en los camerinos y abraza a cada uno de los jugadores. Lo hace a manera de ritual. Y en la primera fecha le sirvió.
El Real Madrid comenzó la búsqueda del título liguero en Anoeta, en un estreno con victoria contundente ante la Real Sociedad (0-3), con claves como el liderazgo de Gareth Bale, el talento de Marco Asensio, la elección de un once difícil para Zinedine Zidane o el equilibrio que aporta Casemiro.
Las claves del estreno del Real Madrid en La Liga son:
1. El liderazgo de Bale: sin Cristiano Ronaldo, la responsabilidad recaía sobre el galés. Dio un paso en firme en la recta final del pasado curso y un recital de liderazgo en la Eurocopa que extendió con el Real Madrid. Tiene tomada la medida a Anoeta y dejó una exhibición física, con ataques peligrosos, remates y un esfuerzo defensivo que es clave para la línea de tres centrocampistas y los laterales. Su papel de protagonista hace más llevadera la ausencia del astro portugués.
2. El talento de Marco Asensio: la palabra presión no parece entrar en el diccionario de Asensio. Con 20 años ha dejado detalles de estrella en sus dos partidos oficiales con el Real Madrid. Dejar en el banquillo a estrellas de la plantilla no le aumentó su responsabilidad. Tras el golazo en la final de la Supercopa de Europa, definió con un gesto de mucha calidad el mano a mano que tuvo ante Rulli. Un gol de genio y una actuación que respalda la decisión tomada por Zinedine Zidane. Es su 'fichaje' del año.
3. Puerta a cero para no añorar a Keylor Navas: tan solo en un partido de pretemporada el Real Madrid había acabado sin encajar goles, frente al Bayern Múnich, y lo consiguió en el estreno liguero. Kiko Casilla respondió bien ante la baja de Keylor Navas, quien no regresará hasta después del parón por partidos de selecciones. La defensa cometió errores en tres excesos de confianza con el marcador a favor, de Sergio Ramos, Raphael Varane y Marcelo, pero la portería estuvo bien sellada todo el encuentro. Será clave para comenzar firme el inicio de temporada.
4. La elección de un once difícil: llegó a reconocer Zidane que le duele la cabeza cada vez que tiene que decidir un once en la víspera de un partido. En esta ocasión, aunque las numerosas bajas, hasta seis, podían hacer más sencilla la elección, la papeleta la tenía Zidane en dos posiciones. Decidió por el sustituto natural de Modric, su compatriota Kovacic antes que Isco, y sorprendió con Asensio en banda, por delante de Lucas Vázquez y James Rodríguez. Demostró el técnico francés que no se casa con nadie y que lo que ve entre semana en los entrenamientos es clave.
5. El aporte ofensivo de Álvaro Morata: ante la única presencia de Bale de los integrantes de la BBC, apareció un nuevo inquilino de la delantera madridista, con nuevas aportaciones respecto a lo que había la pasada temporada con Jesé. Es Morata, un nueve diferente a Benzema, al que lo único que le faltó en Anoeta fue el gol. Por él comenzó la presión al rival, se dejó caer por ambas bandas para generar peligro en acciones individuales, jugó bien de espaldas para asociarse con compañeros de la segunda línea, y se vació en busca de comenzar con éxito en el regreso al club de su corazón.
6. El equilibrio de Casemiro: la plantilla madridista sólo tiene una posición en la que no dobla, es la de medio centro defensivo donde no tiene un jugador del perfil de Casemiro. El brasileño demostró en San Sebastián que es clave para el equilibrio. Fue el que más balones robó, nueve, y sus coberturas son un factor clave para el buen rendimiento del Real Madrid.
7. Una celebración feliz para Kroos: el centrocampista alemán cumplía en Anoeta cien partidos con el Real Madrid. La presencia de Casemiro a sus espaldas le libera de cierta responsabilidad en el balance defensivo y le permite incorporarse al ataque. Rozó el gol en dos acciones, el travesaño repelió un lanzamiento, y su presencia en los últimos metros fue sinónimo de peligro.
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