Cuando la Selección Colombia le ganaba a los grandes
La generación de los ochentas y noventas acercó a la ‘Tricolor’ al verdadero prestigio internacional y tuvo su mayor logro con el 5-0.
Era el 11 de julio de 1987 y el Monumental de Núñez, casa de River Plate y de la Selección Argentina, fue el lugar de congregación para ver la despedida de Diego Maradona y la ‘Albiceleste’ en la Copa América de la cual fueron sede tras haber conquistado el Mundial de México 86.
Argentina se media a la Selección Colombia por el tercer puesto del certamen; los ‘guachos’ habían caído ante Uruguay en semifinales y los colombianos fueron derrotados por Chile. Se esperaba que el mejor futbolista del mundo y su equipo obtuvieran el premio de consolación de aquella copa que se les negó.
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Sin embargo, Colombia anunció lo que haría 6 años después en ese mismo escenario, ante el mismo rival y con la filosofía que marcó una ‘Era’ en el fútbol colombiano; la ‘Tricolor’ venció a la campeona del mundo por 2-1, en su casa y con un inconmensurable Diego Maradona a bordo. Gabriel Jaime ‘Barrabas’ Gómez, Juan Jairo Galeano y René Higuita fueron los héroes de la gloriosa tarde.
Francisco Maturana fue el gestor, ideólogo y líder de una generación en la Selección Colombia que le dio a probar por primera vez al país las mieles del triunfo consagratorio, de la conquista heroica, de la construcción de la epopeya y de la fe recompensada.
La generación dirigida por Maturana y Gómez, la cual tuvo como estandartes a Carlos Valderrama, René Higuita, Fredy Rincón, Faustino Asprilla y Adolfo Valencia, entre otros, le demostró a la nación que, con trabajo, orden, perseverancia y experticia futbolística, era posible soñar con ver de frente a las grandes potencias en las citas más importantes de balompié.
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Esa época dorada del fútbol nacional le entregó altas dosis de jerarquía y prestigio internacional a Colombia; la mencionada victoria sobre la Argentina de Maradona, aquella primera gesta en Wembley con el gol de Andrés Escobar, la primera clasificación octavos de final de un Mundial en Italia 90 tras el empate con la Alemania de Lothar Matthäus y Jürgen Klinsmann, los enconados enfrentamientos contra Argentina en la Copa América del 93 y hasta el triunfo del combinado conducido por Luis Augusto García ante Brasil en Chile 91 precedieron la gesta más gloriosa de la Selección Colombia sobre una potencia global.
Las Eliminatorias a la Copa del Mundo de Estados Unidos 94 fueron el marco que ratificó la rebeldía de nuestras selecciones; ellos desmantelaron ese temor crónico ante los máximos retos y asestaron su primer golpe sobre la Argentina de Alfio Basile.
Colombia arrancó del ego deportivo argentino las 33 jornadas sin perder que arrastraron hasta que Iván Valenciano y Adolfo ‘El Tren’ Valencia las desmoronaron con un espectacular juego de toda la selección.
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Luego, llegó el 5 de septiembre de 1993 y el Monumental de Núñez, casa de River Plate y de la Selección Argentina, fue el lugar de congregación para ver los aplausos de Diego Maradona a la Selección Colombia al conquistar su cupo a Estados Unidos 94.
Con la obligación de vencer a la ‘Tricolor’ para llegar al Mundial de EE.UU., Argentina sucumbió ante el poder ofensivo de Colombia; 5 gritos de gol acompañaron el recital de fútbol de Valderrama, Asprilla, Rincón, Valencia, Córboba y compañía, que casi dejan por fuera a una verdadera potencia ‘gaucha’.
Hombres como Goycochea, Batistuta, Simeone, Redondo y Ruggeri sintieron la efervescencia de un fútbol que había alcanzado su madurez.
Después de dicho episodio, Argentina fue relegada a jugar un repechaje con Australia y debió acudir de nuevo a la figura de Maradona para asegurar su tiquete a la cita orbital.
Sí, casi pude usar el mismo párrafo para relatar inicio y final, porque el fútbol es así, cíclico como la vida misma; los mismos protagonistas, el mismo escenario y la misma idea, que forjaron una etapa especial de nuestro fútbol, cuando sí podíamos vencer a los grandes, cuando sí tumbábamos gigantes.