Mohamed Salah, de hijo del Nilo a mejor jugador de Inglaterra
Rusia 2018 es el primer mundial que juega Egipto desde 1990.
Nagrig, pequeña aldea egipcia en la región más profunda del delta del Nilo, recibió la donación de un campo de fútbol sintético por parte de un patrocinador de Mohamed Salah, el niño que salió del pueblo y se convirtió en estrella del Liverpool y los 'Faraones'.
El nombre del implacable goleador de los 'Reds' se revela omnipresente en la zona.
En boca de los niños que juegan con un viejo balón de cuero sobre un terreno baldío, envueltos en una nube de polvo, o aquellos ocupando una estrecha calle de tierra cerca de la casa donde creció la actual megaestrella, en la gobernación de Gharbeya, 120 km al noroeste de El Cairo.
Sin embargo, los egipcios se encuentran en vilo por la salud de Salah, quien se retiró lesionado en el hombro izquierdo durante la final de la Liga de Campeones de Europa, el sábado en Kiev, ante el Real Madrid.
Nadie en Egipto, que juega su primer Mundial desde 1990, quiere pensar en lo peor. Todos se aferran a sus logros y sus trofeos.
Declarado Mejor Jugador Africano, Árabe y de la Premier League, el delantero de 25 años ha cosechado una impresionante colección de premios tras su sobresaliente temporada con el Liverpool.
El último, la Bota de Oro de la Premier League, tras anotar 32 goles en 38 partidos durante el curso, récord del campeonato inglés.
Sus botines incluso se han ganado un lugar de honor en el famoso Museo Británico de Londres, junto a antigüedades egipcias.Ya asintieron en enero, cuando recibió el Balón de Oro Africano: "Nunca dejes de soñar, nunca dejes de creer". Desde entonces todos quieren ser "como Mohamed Salah".
Clasificado al Mundial por primera vez en 28 años, Egipto espera que el hijo pródigo saque provecho de su exitosa experiencia en Liverpool, según admitió en rueda de prensa el entrenador argentino de los 'Faraones', Héctor Cúper.
"Tiene dos roles técnicos en la selección", expone el analista deportivo egipcio, Yasser Ayoub. "El primero es su desempeño personal y los goles que pueda registrar, el segundo es que su mera presencia permite un mejor rendimiento del equipo".
Según Ayoub, los equipos rivales parten con la desventaja de tener que destinar a dos de sus defensas a la vigilancia sobre Salah.
Antes de gozar los céspedes británicos, fue en el centro juvenil de Bassioun, cerca de su pueblo natal, donde 'Momo' Salah dio sus primeros pasos como futbolista.
"Le entrené cuando todavía era un niño, y su talento quedó patente desde la cuna", explica Abdelhamid Ghamri Al-Saadani, exentrenador del centro de Nagrig, que el hoy astro empezó a frecuentar desde los ocho años.
Empujado por su padre, el joven prodigio pasó de Nagrig a Bassioun, luego a Tanta (ciudad principal de Gharbeya) y finalmente a la capital.
El éxito actual del 'Faraón de Inglaterra', no se debe únicamente a su talento, insiste Al-Saadani "sino también a una voluntad de hierro, a su esfuerzo y perseverancia". Al unirse al Arab Contractors Sporting Club de El Cairo con 14 años, "debía pasar unas diez horas al día en el transporte para ir a entrenar", recuerda Maher Shateya, alcalde de Nagrig.
Después de El Cairo, dio el salto a Europa con el FC Basilea (2012-14), Chelsea (2014-15), Fiorentina (2015) y AS Roma (2015-2017) antes de su regreso triunfal a la Premier League con el Liverpool. Entre los dos goles de la clasificación mundialista de Egipto contra el Congo y sus proezas en la Premier League, Salah ha alcanzado la élite.
Pero, pese a tocar la gloria, el declarado Mejor Jugador Africano no olvida sus raíces, y Salah dedicó el trofeo a "todos los niños de África y Egipto".
Shateya insiste en "la humildad" del crack y subraya que "hace mucho por la gente de su aldea".
Además de las canchas de la escuela, también colaboró en la instalación de una unidad de cuidados intensivos en el Hospital Bassioun, la ciudad más cercana, y la creación de una organización benéfica en Nagrig, con asistencia financiera mensual a personas necesitadas.
La religión tiene un lugar importante en la vida de Salah, hijo de padres funcionarios y de educación conservadora, y un instituto religioso también vio la luz gracias a su aportación.
Su única hija se llama Makka (La Meca, en árabe), en referencia al primer lugar sagrado del Islam, y Salah suele programar sus vacaciones para que coincidan con el mes del Ramadán, cuando acude al pueblo a reencontrarse con sus amigos y sus raíces.