Rusia 2018: el contraste de ambientes entre rusos y latinos
El ambiente se siente en los alrededores del estadio de Moscú, más no en toda la ciudad.
La capital rusa se despertó este jueves con poco ambiente de Mundial, envuelta en una "anormal" normalidad, como si aún le costara tomar conciencia de que ha llegado el gran día, pero la numerosa hinchada latinoamericana que ya ha desembarcado en Moscú acudió al rescate para dar calor a la apertura del torneo.
Hay quién diría que Rusia recibe el torneo con poco optimismo por las escasas posibilidades de su selección, aunque el entrenador del equipo nacional, Stanislav Cherchésov, lo atribuye al peculiar "alma rusa".
Preguntado por un periodista occidental sobre el asunto, respondió que muchos de sus compatriotas se enterarán de que Rusia acoge el Mundial "cuando suene el pitido inicial en el partido inaugural"
La cosa cambió y mucho a las puertas del estadio Luzhnikí en las horas previas al partido inaugural entre Rusia y Arabia Saudí. Los alrededores del renovado recinto moscovita fueron una auténtica fiesta, aunque también aquí los brasileños, mexicanos, argentinos, peruanos, paraguayos y colombianos fueron los que dieron la nota.
"No parece que sea el Mundial. No hay casi ambiente en la ciudad, salvo aquí. Tenemos que animar nosotros", dice a Efe Sergio, un mexicano de Aguascalientes que ha acudido al partido inaugural junto a sus amigos Riquelme y Gerardo.
A muy pocos metros, un grupo de hinchas brasileños de Curitiba son la gran atracción para los aficionados rusos, que hacen cola para sacarse una foto con ellos y contagiarse de la alegría de sus cánticos y bailes. "Los brasileños somos los animadores de este Mundial" dice Alex, seguro de que Brasil ganará este Mundial.
Los latinoamericanos empezaron a poner la nota de color, emoción y alegría mundialistas desde primera hora de esta mañana. Argentinos, mexicanos y peruanos, cuyas selecciones están concentradas en las afueras de Moscú, animaban a sus equipos y a los sorprendidos turistas en la misma Plaza Roja.
Los seguidores de la albiceleste siguen llegando a la capital rusa, donde su equipo se estrenará el próximo sábado ante Islandia, la sorpresa en la Eurocopa de hace dos años. Rusia ha hecho un titánico esfuerzo para que su Mundial sea si no el mejor, sí uno de los más destacados de la historia. Pero de puertas para adentro, las encuestas son demoledoras. Según una de ellas, menos de un tercio de los cinco millones que viven en San Petersburgo, la segunda ciudad del país, piensan seguir el Mundial por televisión.
A las puertas del Luzhnikí, Vladímir, vestido de caballero medieval ruso, no está de acuerdo ni con el pesimismo generalizado sobre el papel que hará la selección rusa, ni tampoco sobre la frialdad de los aficionados rusos. "La gente de las provincias salvará este Mundial. He visto a muchos que ya han llegado de todas partes del país", dice este aficionado, que aterrizó esta mañana en Moscú procedente de la ciudad siberiana de Krasnoyarsk, a más de 4.000 kilómetros de la capital.
Hinchas de todo el mundo que ya están en Moscú no ocultan su sorpresa al encontrarse una gran ciudad cosmopolita, limpia y verde, abierta y moderna, que recibe con los brazos abiertos a todo el mundo, en contra de algunos estereotipos que circulan en estos tiempos en los que Rusia no goza de su mejor imagen en el exterior. "Moscú es mucho más linda de lo que me esperaba. Y la gente de Rusia es muy amable", asegura Luz María, de Medellín (Colombia).
El Mundial de Rusia estrena un oráculo acorde a la era de la robótica que se avecina y que amenaza con dejar sin trabajo incluso a los animales como el pulpo Paul de Sudáfrica.