La historia de Baqui, la mascota de los Juegos de Barranquilla 2018
El símbolo es un mono Titi de cabeza blanca que está en peligro de extinción.
Tras la espectacularidad de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 y de la belleza de la ‘mascota’ que se escogió para el certamen internacional, hay una historia de preservación y cuidado tanto ambiental como animal.
Esa es la razón por la Baqui, el mono Titi de cabeza blanca con una medalla colgada en su cuello, es un símbolo y no simplemente la mascota del torneo que se desarrolla en el norte de Colombia.
Y es que cuando se realizó el sondeo para decidir cuál sería la mascota con la que se representarían las justas número 23 de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, alguien tuvo la brillante idea de que Barranquilla no debía tener una, sino que en cambio se debería plantear un símbolo que además diera un mensaje.
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El proceso de búsqueda desembocó en una reserva natural en los límites entre Barranquilla y Cartagena que sirve como hogar para un animal que, de no ser protegido, estaría en carrera para ser una nueva especie condenada a la extinción.
La fundadora de la reserva, Rosamira Guillen, fue quien vio la problemática de los monos Titi de cabeza blanca, especie que solo habita en ese preciso lugar de Colombia.
Guillen logró crear la reserva para los animales que representa Baqui como un lugar para que los pocos que aún quedan se reproduzcan con la libertad que merecen, y sin el peligro de terminar en una jaula para ser la mascota en un lugar donde algún humano crea que es un objeto más de su propiedad.
Es por esa razón que el mensaje que lleva Baqui es uno que le indica al mundo entero que se debe pensar en la conservación y preservación de las especies animales y vegetales sin importar que estén o no en peligro de extinción.