Zidane era un niño "reservado y entusiasta", según su padre
De niño, Zinedine Zidane, el menor de una familia de cinco hijos, "aliaba la reserva y el entusiasmo", una fusión de todos los rasgos de la casa, según revela su padre en una autobiografía publicada en Francia.
"El carácter de Yazid (como llaman a Zidane en su familia) condensa todo lo característico de nuestra familia: la reserva y el entusiasmo", contó Smaïl Zidane en "Sur les chemins de pierres", del que fueron revelados hoy algunos extractos por la prensa francesa.
Smaïl, de 81 años, repasa en la autobiografía su paso de la Kabilia argelina a Francia, sus primeros años en ese país, en el que comenzó a trabajar como albañil, y la infancia de sus hijos, aunque no se centra especialmente en el actual entrenador del Real Madrid.
Escrito con ayuda de una vecina, la obra sí recoge algunas anécdotas de la infancia del técnico.
El padre de Zidane asegura que no pudo asistir a la final del Mundial de 1998, disputada el 12 de julio, en la que su hijo fue la estrella, porque tuvo que quedarse cuidando de su nieto Luca, que había nacido dos meses antes en Aix-en-Provence.
Zizou había fichado por la Juventus de Turín y se había trasladado a esa localidad francesa, donde se dio cita parte de la familia para seguir la final del Mundial de Francia, además de amigos.
"Había mucha gente en el salón, el ambiente estaba animado. Todos querían animar a Francia, que nos había hecho vibrar durante semanas y, cuando se ganara el partido -porque todos estaban seguros de que nadie podía parar a los "bleus"- hacer una fiesta con pan kabil que yo había preparado para la ocasión", cuenta el padre.
Pero Luca llegó a sus brazos y se vio obligado a dormirle, para lo cual tuvo que abandonar el salón.
"Salí al jardín con Luca en los brazos. Hacía buen tiempo en ese inicio de verano y me senté en una silla para arrullar a mi nieto que dormía como un ángel. Creo que esa noche fui el único del barrio que no vio el partido", asegura.
Su hijo Noureddine le iba informando del resultado, en el que Zizou, Yazid, como le llaman en su familia, marcó dos de los tres goles con los que Francia derrotó a Brasil, aunque el padre asegura que no era necesario porque se iba enterando por los gritos que escuchaba.
"Tiene que estar tan feliz nuestro hijo", se decía el padre. "No podía apartar la mirada de los ojos cerrados, de la respiración tan ligera de Luca. Y, sin querer, mis labios le murmuraban: 'Ah, tu padre, tu padre,...'", añade.
"Me sentía tan bien en ese momento, tan lleno de gratitud por toda la felicidad que dios nos daba, que le daba gracias y le pedía que protegiera a ese pequeño que despertaba a la vida", indica.
La final del Mundial se disputó en el Estadio de Francia de Saint-Denis, en la periferia norte de París, cerca de donde Smaïl Zidane comenzó a trabajar como albañil a su llegada a Francia.
El libro cuenta también las penurias que pasó en aquellos años, en particular en el invierno de 1954, "uno de los más fríos del siglo".
Para ahorrar, dormía en un apartamento sin terminar y comía solo dos quesitos, un pedazo de pan y una banana.
"La nieve de Kabilia es más indulgente que este hielo que lo paralizaba todo. En enero de 1954, en París, las temperaturas bajaron a 10 bajo cero. A principios de febrero a 13 bajo cero", recuerda.
Según la editora del libro, Smaïl Zidane lo escribió "porque quería dejar un testimonio a sus nietos".
Con información de EFE