El homenaje de Alejandro Gaviria a Guillermo Perry
El exministro de Hacienda falleció en Estados Unidos de un infarto.
Guillermo Perry, economista y exministro de Hacienda, falleció a sus 73 años de edad, tras ser víctima de un infarto en Baltimore (Estados Unidos). Su deceso suscitó múltiples reacciones, entre ellas de la cartera donde trabajó.
El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla Barrera, los funcionarios y colaboradores de la cartera, lamentaron la muerte del exministro Guillermo Perry Rubio. "A lo largo de su vida el doctor Perry estuvo muy vinculado al Ministerio de Hacienda y Crédito Público como titular de esta cartera entre 1994 y 1996, director de Impuestos Nacionales entre 1974 y 1976. Así mismo, participó en numerosas comisiones convocadas y coordinadas por el Ministerio de Hacienda", señaló el Ministerio de Hacienda a través de un comnicado.
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"En su brillante vida académica y de servidor público, el doctor Perry fue también miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, ministro de Minas y Energía y jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Analista, docente y escritor incansable, fundador de Fedesarrollo, uno de los centros de pensamiento e investigación económica más destacados de la región, hizo invaluables aportes a las directrices de la política pública económica en los últimos 50 años", agregó el Ministerio de Hacienda.
Luego de su retiró de los cargos públicos, fue llamado en varias oportunidades para conformar comisiones de carácter económico, convocadas por gobiernos de diferentes tendencias e ideologías.
De otro lado, Alejandro Gaviria, exministro de Salud y actualmente rector de la Universidad de Los Andes, decidió publicar un prólogo al último libro de Guillermo Perry, que se tituló 'Decidí contarlo'.
En memoria de Guillermo Perry, el amigo y el maestro
Mientras leía el manuscrito de este libro inusual (una mezcla de testimonio, análisis e historia económica), por esas conexiones extrañas de la memoria, recordé un fragmento de la extraordinaria novela de Philip Roth, American Pastoral.
El narrador de la novela, el escritor Nathan Zuckerman acude a una cita existencial, a la celebración del aniversario número 45 de su graduación del colegio. El escenario es previsible. Una gran sala en un hotel decadente. La música nostálgica, convertida en un ruidoso lugar común. El paso de los años en los rostros y los cuerpos, desigual pero ineluctable. Las expectativas frustradas (en algunos casos) y superadas (en otros). En fin, la vida.
Zuckerman permanece solo unas pocas horas en la reunión. Atormentado por los recuerdos, abandona el lugar sin despedirse y se encierra en un cuarto de hotel a escribir el discurso que quiso haber pronunciado ese día: un recuento de los cambios, las transformaciones y las catástrofes vividas por su generación, un resumen de las rupturas sociales que, de una u otra manera, afectaron a todos sus compañeros, sin excepción, en muchos casos de manera trágica. “¿No es asombroso? Haber vivido en este país, en nuestro tiempo y como quienes somos. Asombroso”, escribe Zuckerman al final de su discurso ficticio.
Este libro cuenta una historia asombrosa, la historia de la transformación económica, social e institucional de Colombia durante los últimos 50 años, de 1968 a 2018. Por un lado, están los esfuerzos deliberados por construir unas instituciones o reglas de juego más sólidas, por consolidar un Estado moderno y avanzar en los ideales de la justicia y la igualdad; por el otro, están las fuerzas contrarias del clientelismo, la corrupción, el conflicto armado y sobre todo el narcotráfico. Guillermo Perry fue protagonista de los esfuerzos de modernización y construcción institucional en un país convulsionado, asediado por la guerra, el narcotráfico y la mala política.
Fueron años de grandes turbulencias y grandes desafíos. Años paradójicos, de avances institucionales en medio de la guerra, de crecimiento del Estado en medio de las dificultades por consolidar una estructura tributaria racional; años de bonanzas y destorcidas, de grandes avances en la cobertura de servicios públicos y esfuerzos incompletos en la descentralización y en la inserción de la economía colombiana en los mercados globales. Con todo, el progreso de Colombia durante los últimos cincuenta años ha sido notable.