Alejandra Borrero rompió el silencio: el doloroso caso de acoso que vivió a los 11 años
Alejandra Borrero revela el episodio de su niñez que la convirtió en activista contra el acoso.
Alejandra Borrero, reconocida por su participación en producciones como 'Amor en Custodia', 'La Ley del Corazón 2', 'La Hija del Mariachi', entre muchas otras, se ha consolidado como una de las actrices más destacadas del entretenimiento colombiano. Sin embargo, su relevancia no se limita a su exitosa carrera actoral; Borrero también ha sobresalido por su papel como activista social.
¿Por qué Alejandra Borrero es activista social?
Borrero ha utilizado su plataforma para abogar por temas de gran relevancia social, en especial su lucha incansable contra la violencia de género. Su compromiso con esta causa se ha reflejado en múltiples iniciativas, siendo una de las más notables la campaña 'Ni con el pétalo de una rosa', que actualmente se ha consolidado como un festival de arte dedicado a generar conciencia sobre esta problemática.
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Recientemente, en una entrevista, Borrero compartió uno de los episodios más dolorosos de su vida: el maltrato que sufrió cuando tenía apenas 11 años. Este evento, que dejó una marca profunda en su vida, la impulsó a convertirse en una de las principales defensoras de los derechos de las mujeres en Colombia. La actriz relató cómo su primer encuentro con el acoso la hizo sentir vulnerable y desprotegida, llevándola a reflexionar sobre las múltiples formas en que las mujeres son violentadas, incluso desde la infancia.
Alejandra recordó que, siendo una niña, solía ir sola a una tienda donde el hombre que la atendía le hacía comentarios ofensivos cada vez que la veía. Aunque en ese momento no comprendía del todo la situación, las palabras del tendero la hacían sentir incómoda y, según sus propias palabras, "sucia".
“Son hechos muy personales, pero recuerdo que este tendero, cada vez que iba, me decía algo, hasta que un día le dije ‘estúpido’, sin tener mayor conocimiento sobre lo que eso significaba. Él me respondió: ‘Tan bonita, pero con esa boquita de pato...’”, comentó la actriz durante la entrevista.
Este episodio fue clave en su vida, y desde entonces, Borrero ha mantenido firme su convicción de que todo tipo de acoso, incluso los piropos, son una forma de violencia. “Un piropo, por bonito que sea, genera incomodidad cuando viene de un desconocido”, afirmó, subrayando que el acoso no siempre es físico, sino que también puede estar presente en actos que la sociedad ha normalizado como simples halagos.
¿De qué trata la campaña 'Ni con el pétalo de una rosa'?
Con 16 años al frente de la campaña Ni con el pétalo de una rosa, Borrero ha logrado expandir su proyecto a niveles insospechados. Lo que comenzó como una iniciativa para visibilizar la violencia de género se ha transformado en un festival de arte que reúne diversas expresiones culturales con el propósito de educar y concientizar sobre esta problemática.
Este evento anual, que incluye danza, teatro, música y conversatorios, tiene como objetivo principal destacar aquellos actos que, aunque no siempre son reconocidos como violencia, perpetúan un ciclo de acoso y desigualdad. Tal es el caso de los piropos no deseados, que a menudo son minimizados o justificados como inofensivos.
Para Borrero, la microviolencia es un concepto que aún no ha sido plenamente comprendido por la sociedad. Es a través de este festival que busca que las personas reconozcan y erradiquen comportamientos que, aunque parecen inofensivos, perpetúan una cultura de acoso. “En la cotidianidad observamos tantas cosas que debemos concientizar para que sean erradicadas. Hablar mal del cuerpo de una mujer, denigrar su inteligencia, descalificar su opinión, invisibilizarla, hacer chistes sobre actividades en las que se supone tenemos menor desempeño, como la conducción, todo esto es violencia contra la mujer”, explicó la actriz y empresaria cultural.
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El testimonio de Alejandra Borrero no solo resuena entre las mujeres que han vivido situaciones similares, sino que también invita a una reflexión profunda sobre la violencia de género y las múltiples formas en que esta se manifiesta. Para ella, recibir un comentario no deseado por parte de un desconocido puede ser una experiencia perturbadora, ya que representa una invasión al espacio personal de la mujer. “La mujer no olvida ni lo más mínimo”, afirmó, destacando que estos actos dejan huellas que no desaparecen con el tiempo.
Además, la actriz hizo hincapié en la importancia de reconocer el privilegio que algunas mujeres pueden tener en comparación con otras. “Si me pasó a mí, que soy una mujer privilegiada, no me alcanzo a imaginar lo que pasan aquellas que están en peores condiciones económicas y sin acceso a la información”, comentó. Estas palabras reflejan su profunda empatía hacia aquellas mujeres que, a menudo, no cuentan con los recursos o la voz para denunciar los abusos que sufren.