Angeline Moncayo y la fuerte historia detrás de su respuesta a Carolina Cruz

 

 

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una publicación compartida por ??????? ??????? (@angelinemoncayo)

La actriz se refirió a este tema, precisamente, porque lidera una iniciativa llamada @asiarecoveryoficial, con la que brinda información y asesoría a las mujeres que han decidido explantarse y sufren de Síndrome de ASIA.

El síndrome de ASIA es una reacción autoinmune que se produce cuando el organismo detecta un cuerpo o sustancia extraña. Y por esa razón, el propio organismo empieza a "atacar" los tejidos sanos. Las personas que sufren de este síndrome empiezan a sentir dolores en los músculos y las articulaciones, fatiga, migraña, alteraciones en el sueño.

Justamente, Angeline Moncayo padeció síndrome de ASIA. Y todo por la presión de la industria del entretenimiento por tener "tetas grandes".

Cuando apenas tenía 14 años y se presentaba a castings, Moncayo siempre escuchaba que le decían que no servía porque no tenía el busto grande. Así que a los 18 se operó: "Recuerdo que, cuando me desperté de la cirugía, pensaba que me sentía completa", contó ella en una TEDxTalk en abril de 2021.

Lea también: Ana Sofía Henao se retiró los implantes mamarios y contó el drama que vivió con ellos

Su sueño era ser actriz y por eso decidió salir de su natal Cali con rumbo a Bogotá, con la supuesta confianza que le daba tener implantes: "En ese momento pensaba que tener tetas me daba un valor extra como mujer". Pero empezó a sentirse enferma, aunque al principio nunca imaginó que tuviera que ver con las prótesis.

"Empecé a enfermarme con cierta regularidad. Gripas muy fuertes, cansancio frecuente, vértigos, alergias constantes. Yo en ese momento se lo atribuía a la edad, pero tenía 25 años. Después me diagnosticaron tiroiditis de Hashimoto. En esta enfermedad, el sistema inmune ataca la glándula tiroidea", relató.

Su enfermedad empeoró y los médicos que ella consultaba atribuían los síntomas a los problemas con la tiroides. Y la situación se complicó cuando notó que las alergias se estaban volviendo cada vez más frecuentes y que se le dificultaba escribir algunas palabras. Tampoco podía concentrarse y tenía problemas al hablar. En ese momento, ella creía en los diagnósticos que le daban siempre pensó que se trataba de la tiroides.

Le puede interesar: Por riesgo de cáncer son prohibidos varios modelos de implantes mamarios

Todo cambió cuando conoció a su esposo, un español, y tuvo a su hija, Ariadna, que nació en marzo de 2019. "Nuestra hijo llegó a iluminarnos la vida".

Después del parto, los problemas de salud se complicaron: mastitis, dolores de cadera, pérdida de memoria, migrañas constantes, fatigas, pérdida de pelo: "Un dolor constante entre el vientre y la espalda me hacía llorar con frecuencia y cada semana me despertaba con los ojos inflamados".

De nuevo, recibió un diagnóstico errado y le decían que era por el posparto. Se practicó muchos exámenes: nada que se descubría la causa y los médicos le decían que estaba bien.

Desesperada, contó en sus redes sociales lo que le estaba pasando. Recibió muchas respuestas que fueron reveladoras: le dijeron que averiguara sobre la enfermedad de los implantes de seno, que se asocia al síndrome de ASIA. Ella les hizo caso y notó que los síntomas coincidían con los suyos.

Lea más: Invima fue condenado por daños de salud causados a paciente que se colocó prótesis mamaria

También descubrió que se trataba de una "enfermedad muy joven y que pocos conocen", y se alertó mucho más cuando supo que había un linfoma asociado al tipo de implante que tenía. El médico le dijo que eso era poco común, pero de todas formas se hizo los exámenes, que arrojaron resultado negativo.

Sin embargo, sus pechos se llenaron de líquido, de modo que los médicos le advirtieron que tenía que explantarse inmediatamente. Así que se alistó para viajar con su esposo a Colombia para operarse. Pero empezó la pandemia, cerraron los aeropuertos y tuvo que esperar nueve meses para someterse a cirugía; durante ese tiempo las enfermedades asociadas empeoraron.

Finalmente, pudo operarse en noviembre de 2020, y la preparación para ese proceso fue muy dura, indicándole todo a su esposo en caso de que pasara algo: "Lo más importante era que compartiera mi historia con nuestra hija para que ella creciera aceptándose".

Cuando terminó la cirugía, lo primero que preguntó era que si estaba viva y después empezó a sentirse diferente, mejor, sin un peso encima: "Me habían regresado de un lugar muy oscuro".