Ciro Guerra -con vuelo de pájaro- se acerca a Hollywood

"Cuando uno tenga dudas sobre el futuro hay que creer, ser firme y tener voluntad. Confiar cuando haya duda y dudar cuando haya confianza", es la frase que el cineasta colombiano Ciro Guerra se repite cada vez que se involucra en un nuevo proyecto cinematográfico. No le gusta sentir que las tiene ganadas todas, pero sí disfruta de la satisfacción de hacer un buen trabajo. 

Con su película 'El abrazo de la serpiente' (2015) logró el reconocimiento internacional, se quedó con el 'Premio al Cine Arte' en el Festival de Cine de Cannes, con la estatuilla de 'Mejor Película' en el Festival de Cine de Lima, repitió en la misma categoría en el Festival Internacional de Cine de Ereván y por supuesto, como olvidar su nominación a 'Mejor Película de Habla No Inglesa' en los codiciados Premios Óscar. 

Ahora, tres años después, Ciro Guerra regresa con una nueva película: 'Pájaros de verano', cinta en la que comparte dirección con la productora Cristina Gallego. La película, cuya trama se desarrolla en la época conocida como la 'bonanza marimbera' (entre los años 70 y 80), relata cómo en La Guajira, una familia Wayúu se verá seducida por el poder del dinero fácil vendiéndole marihuana a traficantes de Estados Unidos, de esta forma verán amenazadas sus costumbres, tradiciones y hasta el amor entre ellos mismos. 

En el 85% de la película, si no es más, se habla en Wayuunaiki, con subtítulos en español, en inglés o en el idioma respectivo del país donde se presente. Una propuesta arriesgada, pero maravillosa. Ciro y Cristina se mantuvieron lo más fieles que pudieron a una historia que dividió familias y las redujo, que destruyó costumbres, insultó territorios ancestrales y mató el valor de la palabra. Una historia que abrió las puertas a una época de narcotráfico de la cual aún no hemos podido salir. 

"A nosotros no nos gusta la manera cómo se ha representado el narcotráfico en Colombia. Sea de manera intencional o no,  por lo general se termina glorificando a los criminales. Aunque sentíamos que el tema se había quemado un poco, aún quedaba un aspecto que todavía no se había contado: la bonanza marimbera, un aspecto fascinante que nos da la oportunidad de contar otra parte de la historia y tomar una distancia frente a otras como las de los carteles, que normalmente vienen personas de afuera a contar lo que somos y muchas veces ofrecen una versión distorsionada", dijo Guerra. 

El director de cine es un hombre de pensamientos concretos, pocas veces sonríe, pero su seriedad es amable y gentil, expresó que está ansioso porque los colombianos asistan a las salas de cine a ver esta historia que es tan nuestra, sin embargo, al mismo tiempo es muy universal porque la película cuenta con elementos tan importantes como el valor de la familia y las costumbres de una cultura. 

¿Pájaros de verano, el regreso de Ciro Guerra a Los Premios Óscar?

'Pájaros de verano' abrió la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de este año recibiendo excelentes críticas. Algunos medios y expertos la describen como una pieza fuerte para estar entre las nominadas a 'Mejor Película de Habla No Inglesa' en los Premios de la Academia' del próximo año, Guerra asegura no pensar en eso.

Después de meditarlo unos segundos respondió: "la verdad no tengo ninguna expectativa en ese sentido, lo único que quiero es que la gente vea la película en Colombia, nosotros trabajamos para el público colombiano, todo lo demás lo recibimos con agradecimiento. Siempre sorprende que la gente diga que es una película fuerte para Los Óscar". 

Contando con un elenco conformado en su mayoría por actores naturales, algunos de ellos Wayúu, otros con raíces, pero sin hablar la lengua, y otros profesionales como Natalia Reyes, 'Pajaros de Verano' es el esfuerzo de la unión y el trabajo en equipo. Para quienes no hablaban Wayuunaiki, debieron someterse a extensas clases para dominarlo correctamente. 

Para los que estaban detrás de las cámaras el reto era otro: manejar la naturaleza. El sonido, arte, producción y la fotografía debían adaptarse a lo que el cielo, los árboles, los animales, el viento y la arena quisieran. De ahí, sacar el mejor provecho que pudiesen. El resultado fue sencillamente espectacular. La atmósfera de la película encierra al espectador en una burbuja, es como si se estuviese en ese mismo lugar, sintiendo el calor o la brisa, el sonido del viento y del mar. 

"Todo el tiempo rodamos en escenarios naturales, entonces siempre estábamos a merced de lo que la naturaleza nos diera. Tratamos de sacar el mayor provecho de eso. Fueron muy difíciles las dos primeras semanas de rodaje, tuvimos un temporal de arena impresionante, estábamos rodando en medio de un huracán de arena y un día antes de salir del desierto nos cayó una lluvia como no caía hace seis años en La Guajira, nos destruyó locaciones y nos tocó reescribir el guión. Realmente tomamos todos esos elementos y los pusimos a nuestro favor".