¿Por qué las modelos casi nunca sonríen?
Varios modelos dieron a conocer la curiosa razón por las que casi nunca sonríen en pasarela.
Llevan puesto caros atuendos de diseñador y muchas veces la ropa más cara del mundo, pero a sus rostros jamás se les ve sonriendo. ¿Por qué las modelos nunca se ven felices?
"No hay que sonreír, es así de sencillo", explica la modelo Ty Ogunkoya entre dos pasarelas de la Semana de la moda de París. Desde hace 10 años como modelo top, esta nigeriana nacida en Londres jamás se permite la menor sonrisa.
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"He posado para todos, y nunca me pidieron que sonriera", cuenta a AFP. "Para ser honesta, me sentiría rara si tuviese que hacerlo". "Cuando camino, pienso en algo triste, como cuando se murió mi gato", agrega Klara, una modelo eslovaca de 18 años. "Lo pisó un autobús". ¿Porqué las modelos tienen que verse tan siniestras? "No olviden nunca que lo que se mira es la ropa y no a vosotras", dice que le dijeron Victoire Macon Dauxerre, ex modelo para Celine y Alexander McQueen.
Borrar la personalidad
En su libro "Siempre más delgada", cuenta cómo le pidieron que "nunca, jamás" sonriera. Su jefa en la agencia de modelos le enseñó a tener un aspecto seductor, bajando ligeramente la quijada y levantando la mirada al mismo tiempo. El exitoso modelo Matthieu Villot dijo a la AFP que la razón de la prohibición de sonreír es muy clara.
"Lo que quieren, es mostrar la ropa y no nuestras caras. Si sonreímos, la atención se focaliza en nuestros rostros y no en la ropa" dice este estudiante de medicina de 22 años. Según la historiadora de la moda Lydia Kamitsis, no siempre fue así. La moda de rostros inexpresivos es en realidad relativamente reciente. Data del auge de marcas como Yohji Yamamoto o Comme des Garcons, a principios de los años ochenta.
"Fue también la época de las supermodelos como Cindy Crawford, Imam y Elle Macpherson que tenían cada cual su personalidad y surgió como reacción a ellas", explica. "En los años sesenta, cuando se presentaron las primeras colecciones, las modelos a menudo sonreían, reían e incluso bailaban en la pasarela", recuerda. "Ahora parecen perchas que caminan. Se trata de borrar su personalidad y reemplazarla por la ropa", dice.
Muñecas sonrientes
La antropóloga Leyla Neri, directora de la sección moda de la New School Parsons Paris, coincide con esa opinión. Las primeras apariciones de muecas de disgusto coincidieron con la popularidad de actrices como Brigitte Bardot y Jane Birkin en los años sesenta, dice Neri.