¿Cómo identificar el síndrome del emperador en niños?
Muchas veces confundimos las conductas y pensamos que se trata de menores "malcriados"
En muchas ocasiones nos hemos encontrado con comportamientos en niños y adolescentes que automáticamente se relacionan con definiciones como (niños malcriados, rebeldes, groseros, entre otros), sin embargo, no es frecuente que podamos identificar que en la mayoría de los casos obedece a un trastorno psicopatológico llamado Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD) también conocido como Síndrome del Emperador.
Según lo explicó la psicóloga Andrea Buitrago, en el siglo XVI en la antigua Roma, los emperadores con solo levantar o bajar un pulgar eran dueños del destino de "vivir o morir"de sus súbditos, pues eran considerados dioses en la Tierra, y su voluntad debía de ser respetada, caso contrario eran castigados o en situaciones peores les quitaban la vida.
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"Este se clasifica dentro del DSM-5 (Manual de diagnóstico estadístico de las enfermedades mentales) como trastorno psicopatológico que se caracteriza por un patrón recurrente e inapropiado, para el nivel de desarrollo y contexto socio-cultural, de conductas negativistas, desafiantes, desobedientes y comportamiento hostil hacia las figuras de autoridad", aseguró la profesional.
¿Cómo reconocerlo?
Algunas de las características de un niño o adolescente dictador son: mentirosos, manipuladores, impulsivos, agresivos, irresponsables, prepotentes, casi siempre están de mal humor o sienten ira constante, en algunos casos más severos llegan a los insultos y quizá los golpes, sin remordimiento alguno por su conducta. Si su objetivo requiere que parezca que escuchan a sus padres, lo harán “chantaje emocional”
Existen varios patrones, pero esto no quiere decir que todos los tengan al tiempo.
Según Buitrago, existen tipos de niños y adolescentes tiranos o emperadores: El manipulador simpático, El manipulador seductor, El manipulador culto, El manipulador tímido, El manipulador dictador, El manipulador altruista; cada uno de ellos tiene el mismo efecto, pero cada uno de ellos utiliza la estrategia que mejor se ajuste al tipo de padres, cuidadores o figura superior.
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Para realizar un diagnóstico de este trastorno hay que tener en cuenta los criterios a evaluar, algunos de ellos ya mencionados anteriormente; en la entrevista es clave la observación conductual, adicional a ello, como se está hablando de niños o adolescentes, se debe hacer en presencia de sus padres y todos los aportes que ellos hagan en conjunto con otra información recolectada de su entorno serán la fuente.
Es importante resaltar que el TOD, puede ser comórbido con TDH, Problemas de aprendizaje, Trastornos del humor, problemas de lenguaje, entre otros.
Causas
La experta añadió que, existen posibles causas que pueden fomentar el desarrollo del Síndrome del Emperador,
Los padres, cuidadores y/o figura superior. La fragilidad de ejercer el rol de papás es de las causas más frecuentes, dado que se extienden hasta la permisividad excesiva, la falta de tiempo que remedian con el cumplir cualquier capricho.
Según diferentes psicólogos, ningún niño nace pequeño dictador, y que a veces hay padres que no saben ser adultos, es cuando se puede dar el caso en el que los roles se invierten y los niños o adolescentes terminan por llevar toda la fuerza y soberanía en esa relación. También existen factores biológicos, es frecuente encontrar a niños y/o adolescentes que no saben autorregular sus emociones, les cuesta muchos saber cómo expresar sus emociones
El TOD en la infancia puede ser un precursor del trastorno antisocial del adulto, algunos estudios han identificado factores de riesgo que hacen que en la mitad de los casos los trastornos comportamentales en la infancia puedan evolucionar en la edad adulta de forma negativa, así como factores de protección que adecuadamente potenciados pueden suponer una buena técnica para prevenir estos problemas (Álvarez Solís RM 2002).
Es importante que ante la presencia de estas conductas, no dude en consultar a un profesional que le brinde un diagnóstico acertado al pequeño para poder ser tratado a tiempo.