¿Qué vacunas debe aplicarle a su perro? Ojo a estas importantes
Para que las vacunas sean efectivas, es indispensable que el perro se encuentre en óptimo estado de salud.
Las vacunas para perros es una parte esencial para garantizar su salud y prevenir enfermedades contagiosas que pueden poner en riesgo su vida. La vacunación no solo protege al perro, sino que también contribuye al bienestar general de otros animales y, en algunos casos, de las personas, al reducir la propagación de enfermedades zoonóticas. Sin embargo, para que las vacunas sean efectivas, es indispensable que el animal se encuentre en óptimo estado de salud, lo cual debe confirmarse mediante una consulta veterinaria. Este paso asegura que el sistema inmunológico del perro pueda responder adecuadamente a las vacunas y desarrollar las defensas necesarias.
El esquema de vacunación para perros comienza alrededor de las seis semanas de vida, con la administración de la vacuna contra el parvovirus y el moquillo. Estas enfermedades son altamente contagiosas y pueden ser mortales, especialmente en cachorros. A partir de las ocho semanas, se aplica la vacuna polivalente, que protege contra varias enfermedades, como la hepatitis infecciosa, el parainfluenza y la leptospirosis, entre otras. Esta vacuna requiere refuerzos a los tres, cuatro y doce meses de edad para asegurar una protección efectiva.
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A los cuatro meses se administra la primera dosis de la vacuna contra la rabia, una enfermedad viral que afecta tanto a animales como a humanos y que representa un riesgo de salud pública significativo. Este refuerzo es obligatorio en muchos países debido a su importancia en la prevención de brotes de rabia. Posteriormente, esta vacuna debe aplicarse anualmente, aunque algunos protocolos permiten refuerzos cada tres años, dependiendo de la legislación local y las recomendaciones del veterinario.
Además de las vacunas esenciales, existen otras opcionales que pueden ser necesarias según el entorno en el que viva el perro. Entre ellas están las vacunas contra la tos de las perreras, la leishmaniasis o la enfermedad de Lyme. Estas deben evaluarse caso por caso, considerando factores como el estilo de vida del animal y los riesgos específicos de la zona.
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Es fundamental seguir estrictamente el calendario de vacunación establecido por el veterinario y no omitir ninguna dosis ni refuerzo. Las vacunas no solo protegen al perro, sino que también reducen el riesgo de propagación de enfermedades a otros animales y, en casos como la rabia, a las personas. Todo el proceso debe llevarse a cabo bajo supervisión veterinaria para garantizar la seguridad y efectividad de las vacunas, y para evitar posibles reacciones adversas o complicaciones.
Un adecuado plan de vacunación, combinado con revisiones regulares, es clave para que el perro lleve una vida saludable y libre de enfermedades prevenibles.