Por: La FM
Durante siglos, la cultura occidental ha condicionado al ser humano a vivir en una carrera contra el tiempo en donde la inmediatez parece ser un componente fundamental.
Sin embargo, en el lejano oriente las cosas eran distintas y antes de que el Japón se conectara con el occidente el sexo se usaba como una terapia médica de sanación pausada.
Estas técnicas medicinales fueron consignadas en el Ishinhō, un tratado milenario que reúne diferentes conocimientos sobre la medicina japonesa en torno a el sexo, para sanar males y así vivir más tiempo.
Eel acto sexual no solo representa un escenario de placer pues también es un ejercicio que busca crear un balance perfecto entre el cuerpo, lo energético y lo espiritual, para obtener una vida larga y sin complicaciones.
La creencia indicaba que el no ejecutar correctamente el sexo haría que una persona fuese víctima de posesiones demoniacas o espíritus malvados.
Según esta teoría, mientras las personas se conectan durante las relaciones sexuales, estas pueden llegar a estar en un estado de meditación cada vez más profundo.
Justamente por esta razón los monarcas que hacen parte de la corte imperial japonesa tenían derecho a tener varias esposas y amantes. Pues el sexo era un acto sagrado.
No obstante, también se consideraba que el sexo es un acto de gran responsabilidad pues, así como se transmite energía, conocimiento y sanación, es posible adquirir las penas y cargas de las vidas pasadas.