Crisis energética en Ecuador: noviembre y diciembre traerán más sequías
Sequía prolongada afecta hidroeléctricas y provoca cortes de luz. Expertos alertan sobre grave situación.
La crisis por la falta de generación de energía en Ecuador ha empeorado considerablemente durante la primera semana de octubre de 2024, y se prevé que el período más severo de sequía se extienda hasta al menos febrero de 2025. Ecuador, un país que depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, enfrenta grandes dificultades debido a que su parque hidroeléctrico, con una capacidad instalada de 5.500 megavatios, está operando solo al 50%, según datos del Operador Nacional de Electricidad (Cenace).
Lenin Álvarez, responsable de la Red Hidrometeorológica de la empresa pública de agua Etapa, explicó que la sequía actual comenzó en agosto y hasta ahora ya ha acumulado 89 días sin lluvias, una situación más grave que en 2023, cuando la sequía duró 118 días, pero solo entre septiembre y diciembre.
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El complejo hidroeléctrico de Paute, ubicado entre Azuay y Cañar, es el principal afectado. Este conjunto de plantas hidroeléctricas, que incluye Mazar, Paute-Molino y Sopladora, aporta el 38% de la demanda energética del país. Con la sequía prolongada, los cortes de luz de hasta 10 horas diarias, anunciados por el Gobierno de Daniel Noboa el 9 de octubre, podrían extenderse hasta finales de año, como indica el experto Gabriel Secaira.
La situación es especialmente crítica en la central hidroeléctrica Mazar, que está operando con una sola de sus dos turbinas. Si el nivel del embalse de Mazar desciende por debajo de los 2.110 metros sobre el nivel del mar (msnm), la planta tendrá que detener su operación. Hasta el 9 de octubre, el nivel estaba en 2.112 msnm. Asimismo, el nivel del embalse de Amaluza, que abastece a la central Paute-Molino, también está bajando peligrosamente, lo que podría obligar a detener la operación de esta planta si no se gestionan adecuadamente los recursos hídricos.
El funcionamiento del complejo en cascada es esencial para el suministro de energía en Ecuador. Mazar, ubicada más arriba, debe liberar agua para que el embalse de Amaluza, en Paute-Molino, mantenga niveles adecuados y continúe operando. Sin embargo, los niveles de agua en Mazar están en mínimos, y esto podría agravar la crisis, ya que Paute-Molino genera el 63% de su capacidad instalada.
Secaira señala que hay un manejo inadecuado de los embalses, ya que no se está reservando agua para el futuro, sino que toda la que ingresa se utiliza inmediatamente para generación eléctrica. "Los racionamientos de luz deberían ayudarnos a llenar el embalse de Mazar, pero eso no está pasando", afirma.
Por otro lado, Ricardo Buitrón, otro especialista en energía, considera que las turbinas Pelton de Paute-Molino pueden seguir operando con caudales muy bajos, hasta con 4 metros cúbicos por segundo (m3/s). En septiembre, el caudal promedio fue de 84 m3/s, y en octubre ha bajado a 64 m3/s. Sin embargo, solo una sequía extrema podría detener la operación completa de Paute-Molino.
Además, se espera que la situación se agrave hacia finales de año debido a que la hidroeléctrica más grande del país, Coca Codo Sinclair, también experimentará una caída en su capacidad de generación. Esta central, ubicada en la provincia de Napo, ya está operando al 30% de su capacidad, y los registros históricos muestran que los caudales disminuyen aún más en noviembre y diciembre.
Este panorama se ve agravado por el aumento en la demanda energética durante las festividades de Navidad y Fin de Año, a lo que se suma el compromiso del gobierno de reducir las planillas de luz, lo cual podría desincentivar el ahorro de energía.
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Otro factor crítico es la lentitud en la contratación de energía termoeléctrica. Aunque el gobierno ha contratado 340 megavatios adicionales, solo 110 están operativos, gracias a la barcaza turca de Karpowership. Una nueva barcaza de 250 megavatios que debía comenzar a operar en noviembre se ha retrasado, según reconoció el exministro de Energía, Antonio Goncalves.
Además, Ecuador perdió alrededor de 400 megavatios de potencia tras la suspensión de las ventas de energía por parte de Colombia desde el 1 de octubre de 2024, debido a la sequía que también afecta a ese país. Esta situación podría prolongarse hasta 2025, incrementando aún más la presión sobre el sistema eléctrico ecuatoriano.