Cura acusado de abuso sexual, acepta ser gay pero no un violador
El religioso fue acusado por un hombre de 43 años de haberlo violado en 2015.
El sacerdote chileno Tito Rivera, acusado de violar a un hombre en la Catedral de Santiago, se defendió este lunes e insistió con que "existe un número considerable de homosexualidad" en la iglesia chilena.
En una declaración pública en medio del revuelo por la acusación, el sacerdote sostuvo que hay un "montaje" en su contra destinado a conseguir dinero, y dijo que en la Iglesia chilena hay muchos homosexuales, entre los que se cuenta él mismo.
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"Al interior de la iglesia existe un número considerable de homosexualidad de la que formo parte, pero esta realidad por sí misma no se relaciona con la crisis moral de la Iglesia" chilena, envuelta en una ola de acusaciones de abusos sexuales, dijo Rivera, alegando que su experiencia en la atención a personas y a cargo de tres parroquias le dan "el respaldo" para hacer esa afirmación.
Rivera fue acusado por un hombre de 43 años de haberlo violado en 2015, al interior de la catedral de Santiago, después de supuestamente haber sido drogado.
Según el relato de la víctima, Daniel Rojas, la violación ocurrió cuando acudió a la Catedral en busca de ayuda para comprar un remedio para su hija. Allí fue atendido por Rivera, quien lo habría llevado hasta una pieza en el segundo piso del recinto. Rojas asegura que "perdió fuerza" después de beber un vaso de agua que el sacerdote le hizo tomar.
La semana pasada, el Arzobispado de Santiago informó que envió al Vaticano una solicitud para tramitar "con celeridad" la expulsión del sacerdocio de Tito Rivera, quien ya había sido condenado canónicamente el año pasado a 10 años de alejamiento del sacerdocio por otras denuncias.
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La Iglesia chilena enfrenta múltiples denuncias de abusos sexuales de parte de sacerdotes. De acuerdo a la Conferencia Episcopal, al menos 42 sacerdotes y un diácono han sido condenados por la justicia civil o canónica por abusos sexuales a menores.
La Fiscalía, en tanto, investiga 148 casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia, con un número de víctimas que alcanza las 265.