Dominique Pelicot rompió el silencio antes de conocer su sentencia por drogar y violar a su esposa
El juicio, que duró más de tres meses y medio con más de 60 días de audiencias, concluye esta semana con el esperado veredicto.
Dominique Pélicot, conocido como "el monstruo de Mazan", pidió perdón antes de escuchar el veredicto del juicio en su contra por drogar a su esposa y entregarla a otros hombres para ser violada durante 10 años. Sus últimas palabras, pronunciadas en una sala llena de tensión y miradas fijas en él, fueron un intento de asumir la culpa y expresar remordimiento.
"Quiero comenzar por saludar el coraje de esta mujer por haber soportado las insinuaciones de complicidad. Lamento todo lo que he hecho. Les pido perdón. Quiero decirle a toda mi familia que la quiero", declaró Pélicot, de 72 años, mientras su exesposa, Gisèle Pélicot, le escuchaba desde el otro lado de la sala.
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El juicio, que duró más de tres meses y medio con más de 60 días de audiencias, concluye esta semana con el esperado veredicto. Los 50 acusados, incluido Pélicot, enfrentan penas de entre 10 y 18 años de prisión, aunque la Fiscalía ha solicitado 20 años para Pélicot, considerado el principal responsable de los hechos. Por otro lado, se han solicitado penas menores, como cuatro años, para un acusado cuyo cargo fue únicamente de agresión sexual y no de violación.
Durante la audiencia, Pélicot tuvo palabras para su abogada, Béatrice Zavarro, quien, según él, evitó que abandonara el juicio. "Hubo varias ocasiones en las que quise abandonar. Con sus consejos, su humanidad, me lo desaconsejó: habría sido una prueba de cobardía hacia los míos, un alivio para los acusados", dijo. Visiblemente afectado, expresó sentir "vergüenza" y querer "hacerse olvidar". Zavarro comentó a la prensa que Pélicot, quien asume que morirá en prisión, consideraba importante pronunciar esas palabras antes del veredicto.
Los otros acusados también tuvieron la oportunidad de hablar. Algunos, como Cédric G., reconocieron su culpabilidad: "Tengo poco que añadir, reconozco los hechos, he hecho un examen de conciencia. Señora Pélicot, ya le transmití mi culpabilidad y mi vergüenza, las excusas son impronunciables, por esa forma de violencia extrema que usted ha sufrido". Otros, como Cyrille D., intentaron consolar a la víctima: "Espero que, gracias al amor de sus hijos y sus nietos, pueda reconstruirse de todo lo que ha vivido".
Jêrome V., quien visitó la casa del matrimonio en al menos seis ocasiones y es de los pocos que han reconocido plenamente los hechos sin matices, también se dirigió a Gisèle Pélicot: "Me comprometo, por respeto a la víctima, a no recurrir la sentencia que se me aplique. Le deseo que pueda reconstruirse, aunque sea difícil, en los años de vida que le quedan".
En contraste, una treintena de los acusados alegaron que Pélicot les manipuló, asegurando que desconocían que Gisèle había sido drogada y creyendo que todo era parte de un "juego de pareja". Sin embargo, esas declaraciones no han convencido a muchos observadores del caso.
Gisèle Pélicot, quien llegó a la primera audiencia en septiembre con gafas opacas para proteger su identidad, salió del tribunal esta vez con el rostro descubierto, rodeada de cámaras, flores y dibujos que le entregaron como muestra de apoyo. Fue ovacionada por decenas de personas que la acompañaron en este largo proceso judicial.