El Papa Francisco rechaza la inversión en armas y afirmó que es una "locura"
El mensaje del Papa Francisco reafirmó su llamado a un cambio en las prioridades económicas y sociales de los países de todo el mundo.
El Papa Francisco criticó a los países que invirtieron en la industria armamentística, calificando esta práctica como una "locura" y advirtiendo que no beneficia a la humanidad.
Durante una audiencia con la Fundación Católica de Verona en el Palacio Apostólico, el pontífice expresó su preocupación por las prioridades económicas de ciertos gobiernos.
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"No nos olvidemos que el dinero rindió más cuando se invirtió en favor del prójimo. Esto fue importante", afirmó el líder de la Iglesia Católica al dirigirse a los miembros de la fundación.
En un tono firme, señaló que algunas naciones priorizaron las inversiones en fábricas de armas debido a los altos rendimientos económicos que ofrecieron.
"Ahora se dio una situación muy desagradable sobre las inversiones. En algunos países las inversiones que ofrecieron más rédito fueron las fábricas de las armas. Invertir en matar. ¡Están locos!", exclamó el pontífice.
Francisco, conocido por su postura crítica hacia la industria armamentística, subrayó que estas acciones no beneficiaron a las personas ni contribuyeron al bienestar general.
Además, alertó sobre el impacto negativo del dinero en el corazón humano, señalando que "el dinero envejeció y sobrecargó el corazón, endureciéndolo y haciéndolo sordo a la voz de los pobres".
El papa lamentó que, en un sistema movido por el egoísmo, los pobres fueran los primeros en ser descartados. "Lo primero que se descartó para el egoísmo fueron los pobres, es curioso esto", expresó con pesar.
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En contraposición, defendió que la verdadera riqueza se encuentra en promover el bien común y la dignidad humana. "Cuando se puso la riqueza al servicio de la dignidad del hombre no siempre se obtuvieron beneficios, pero promoviendo el bien común, en cambio, sí mejoramos los vínculos de la sociedad con todos sus miembros", concluyó.
El mensaje del Papa Francisco reafirmó su llamado a un cambio en las prioridades económicas y sociales, invitando a las naciones a reconsiderar el impacto de sus inversiones en la vida de las personas y en la construcción de una sociedad más equitativa.