Hábitos alimenticios de ahora causarán catástrofes en 2050
Para el año 2050 la comida deberá producirse sin generar altos niveles de contaminación en el planeta.
La población humana aumenta considerablemente y por ende los hábitos alimenticios, razón considerable para disminuir el consumo excesivo de carne y proteger la poca reserva alimentaria en el planeta.
De acuerdo al nuevo reporte de la World Resources Institute o Instituto de Recursos del Mundo, si no se disminuyen los altos niveles alimenticios que el hombre maneja, no existirán recursos suficientes para alimentar a una población mundial de diez mil millones de personas.
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Por otro lado, si se piensa en producir un 50% más de alimentos para poder abastecer a la población en el año 2050, lo que se producirá será un incremento acelerado de la contaminación por gases efecto invernadero que contribuyen al aumento del cambio climático y por consiguiente se daría una catástrofe mundial.
Las dos principales soluciones para prevenir y lograr sostener al planeta en los próximos años, parten de reducir el consumo de carne y eliminar el desperdicio de alimentos.
La producción y consumo de carne es la responsable del 60% de las emisiones de gases efecto invernadero, y el 86% de las tierras de cultivo del planeta son utilizadas para la producción de la misma. Cabe destacar que según la organización Greenpeace, la carne no solo afecta a la contaminación del planeta sino que causa graves problemas de salud como la resistencia a los antibióticos.
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La mala utilización y el desperdicio de los alimentos es sorprendente por la escandalosa cifra de desechos mundiales de comida que se produce, la FAO 'Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura', expone que cada año son 1.300 millones de toneladas de comida las que acaban en la basura, lo que equivale a un tercio de la producción total.
La recomendación está en la disminución del consumo de proteínas alrededor del mundo, eliminando al menos un 40% de la producción, incentivar al cambio de conductas de los consumidores para reducir los altos niveles de desperdicio de comida y finalmente promover políticas públicas que acerquen la educación y salud reproductiva a mujeres en países de desarrollo, para el control natal de la población.