Negociación comercial entre la UE y Reino Unido fracasó nuevamente
Para fines de junio, ambas partes deben decidir si prorrogan la negociación más allá del 31 de diciembre.
Se aproxima junio y el Reino Unido y la Unión Europea (UE) volvieron a tropezar con los mismos problemas al término de una nueva ronda de una negociación comercial cada vez más tensa.
Europeos y británicos expresaron su "decepción" por la falta de avances en la última ronda, celebrada por videoconferencia por la crisis del coronavirus, aunque las críticas en público se transforman en duros reproches en privado.
Lea aquí: Ciudad de Nueva York urge a la cautela en desconfinamiento, ante temor por rebote de Covid-19
"Lamento que se haya avanzado muy poco hacia un acuerdo sobre las cuestiones más importantes", dijo en un comunicado el negociador británico, David Frost, una visión compartida por su par europeo, Michel Barnier.
Pese al incipiente diálogo en la espinosa cuestión del acceso de los buques europeos a las ricas aguas británicas, la cuestión sobre cómo evitar una competencia desleal entre ambos sigue paralizando las discusiones.
Frost y Barnier tienen la ardua tarea de destejer casi medio siglo de estrechos vínculos económicos y comerciales entre el Reino Unido y el continente para el 31 de diciembre, un plazo que Londres se niega a prorrogar.
Los británicos abandonaron oficialmente la UE en enero para iniciar un período de transición de 11 meses durante el cual siguen dentro del mercado único europeo y de la unión aduanera, y continúan respetando las reglas europeas.
Este período de transición impide a Londres cerrar acuerdos comerciales con terceros países como Estados Unidos, con el que inició una negociación el 5 de mayo, o, en palabras del gobierno británico, recuperar su soberanía.
"Parecen convencidos de que podemos prescindir de la prórroga, así que vamos a prescindir, pero es un poco aberrante", comenta una fuente europea, para quien los británicos muestran "mala fe unida a una ceguera económica".
Aunque el objetivo inicial de este período fue evitar un daño a la economía provocado por una separación abrupta, la irrupción de la crisis del coronavirus y la presentida recesión en 2020 representa un nuevo argumento para Londres.
"Si el Reino Unido quiere poder reaccionar eficaz y rápidamente a la recesión económica, (...) debe conservar la mayor libertad de reglamentación posible", según Leila Simona Talania, profesora del King's College.
"Nada nuevo bajo el sol"
Junio representará un momento clave para conocer las intenciones de Londres. Para fines de ese mes, ambas partes deben decidir si prorrogan la negociación más allá del 31 de diciembre y resolver la cuestión de la pesca.
Lea además: En imágenes: la venta de murciélagos que enfrenta el temor a Covid-19
Los negociadores británicos propusieron a los europeos negociar anualmente cuotas de pesca en sus aguas, algo que la UE rechaza. Barnier reiteró además este viernes que sin acuerdo sobre la pesca no habrá acuerdo comercial.
El principal escollo sigue siendo, no obstante, el reclamo europeo de que Londres aplique las normas del bloque en materia fiscal, laboral, ambiental y de ayudas de Estado, una petición que el gobierno británico rechaza.
Frost criticó así la intención de "vincular" la legislación británica a las normas europeas. "Tan pronto como la UE reconozca que no vamos a concluir un acuerdo sobre esa base, podremos avanzar", advirtió.
"El juego limpio económico y comercial no está en venta", respondió el negociador europeo. La UE teme de hecho que el Reino Unido rebaje sus estándares en estas áreas convirtiéndose en un rival desleal a sus puertas.
Otros desacuerdos tienen que ver con la forma del eventual pacto -si un acuerdo global como pide la UE o una serie de diferentes pactos- y cómo resolver las posibles disputas, con Bruselas pidiendo el papel de árbitro para la justicia europea.
"Nada nuevo bajo el sol", indicó una fuente próxima a la negociación sobre la ronda celebrada esta semana. Las discusiones se reanudarán el 1 de junio de cara a empezar a allanar el camino a un acuerdo.
En caso de no lograrlo, las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplicarían a la relación comercial entre ambos, lo que se traduce en aranceles más elevados y la reintroducción de barreras aduaneras.