Niño argentino implora por recuperar celular con recuerdos de su madre fallecida
Su nombre es Gino López, tiene 10 años y el teléfono se le perdió en un carro cuando iba hacia su colegio.
Gino López es un niño argentino que vive en el barrio Renacimiento, de la ciudad de Córdoba. El domingo pasado iba con su abuela a un evento de su colegio en un remís (un carro particular con conductor, alquilado para trayectos dentro de las ciudades).
Después de que se bajó del carro, Gino se dio cuenta de que había dejado el celular en la silla de atrás. Se trataba de una gran pérdida para el niño, pues en el teléfono tenía guardados videos y fotos de su madre, que falleció cuando él era muy pequeño.
Así que Gino se grabó en un video para pedir ayuda para recuperar el celular: “Yo no lo quiero perder porque cuando la extraño veo esos videos y escucho su voz”.
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“No quiero olvidar su voz ni nada de eso. Espero que la gente con buen corazón lo encuentre y me lo dé”, dice Gino en el video.
El niño concluye ofreciendo una recompensa, en un gesto que ha conmovido a su país: “Tengo todos mis ahorros”. Los ahorros, según contó, suman un poco más de 600 pesos argentinos, que equivalen a unos 44.700 pesos colombianos. Y a pesar de que parezca muy poco dinero, para Gino, seguramente, representará toda una fortuna.
“A mí no me interesa la plata. Solo me interesa el celular, que ahí tengo los recuerdos de mi mamá”, explicó el niño a ElDoce.tv, un medio local que lo contactó para que contara su historia.
Gino recolectó ese dinero gracias a regalos que le daban por cumpleaños, Navidad y por buenas notas.
Niño ruega por recuperar celular con los únicos recuerdos de su madre muerta
El niño explicó que el celular perdido es un Samsung J7 Prime con una carcasa negra y reiteró lo que haría con la persona que se lo devuelva: “Le diría ‘muchas gracias’, lo abrazaría y le daré el dinero”.
Su abuela, Dora, dijo que es poco probable que el conductor del remís hubiera tomado el celular: “Pensamos que la pasajera que subió después de nosotros lo encontró (…) Él (el remisero) dice que lo no lo vio. Aparte, es una remisería de confianza: ellos nos conocen a nosotros y nosotros a ellos”.