Papá Noel también pasa por Irán
"Es muy interesante y atractivo para nosotros".
Por extraño que parezca, papá Noel pasa por Irán, uno de los países más seguros de la región para los cristianos en el que la población, incluidos los musulmanes, siente devoción por toda la estética navideña.
En diciembre muchos clientes acudieron al barrio armenio de Somaye, con la mayor concentración de cristianos de la ciudad, para comprar árboles de navidad, bolas, renos y muñecos de nieve de plástico.
"Es muy interesante y atractivo para nosotros", explica Nilufar, una treintañera musulmana de compras con su marido para Nochebuena. "Me gustan los adornos, el abeto. Lo vemos como una señal de respeto por otras creencias. Y por supuesto, ¡me gustan los bombones!", añade.
Los curiosos incluso hacen cola para sacarse un selfie con los papás Noel instalados delante de algunos comercios de la avenida. Uno de ellos se deja llevar por el espíritu festivo y baila.
Hamed Davudian, propietario de una tienda, asegura que las autoridades no los importunan. "¿Por qué nos habrían de molestar? (Los armenios) estamos aquí desde hace 400 años. Se portan fenomenal con nosotros", dijo.
Davudian hace hincapié en que los cristianos combatieron junto a sus conciudadanos iraníes durante la guerra sangrienta con Irak (1980-1988). "Hubo entre 30 y 35 mártires en nuestro barrio", recordó.
- Libertad de culto -
Miles de cristianos emigraron a Estados Unidos y a otros países desde la revolución islámica de 1979. Sólo se quedaron 120.000 en Irán, según el último recuento oficial.
La mayoría son armenios, que son ortodoxos, pero también hay miles de católicos asirios.
Pese al éxodo, los cristianos son reconocidos oficialmente, y protegidos, al igual que los judíos y los zoroástricos, por tres leyes instauradas por el padre de la revolución islámica, el ayatolá Ruhola Jomeini.
Pero están sujetos a restricciones: es ilegal convertir a musulmanes, por lo que las autoridades confiscan las biblias en persa y los oficios religiosos deben celebrarse en la lengua del grupo étnico correspondiente.
Según la oenegé Human Rights Watch (HRW), se persigue a los conversos de habla persa.
En la iglesia católica de San José, en el centro de Teherán, la Misa de Gallo se celebró de pie, en lengua asiria.
"La presencia cristiana en este país se remonta al siglo II", cuando la población fue evangelizada por Santo Tomás, explicó a la AFP el arzobispo Ramzi Garmu.
Antes contaba con decenas de millones de miembros. Según Garmu, las misas del domingo solo congregan a unas decenas de personas. En parte se debe -dice- a que es día laboral y al tráfico, que es una pesadilla.
"Pero siempre dije que la fuerza de la Iglesia no depende del número de fieles, sino de la fe que muestran en sus vidas cotidianas", explica el religioso, agradecido de que Irán sea un remanso de paz en una región devastada por la guerra y en la que los cristianos sufren cada vez más persecuciones.
"Por eso creo que los cristianos seguirán viviendo en este país, en esta región: tenemos la libertad de ejercer nuestro culto cristiano", afirma. "Gracias a Dios, vivimos en paz y seguridad, cuando nuestros vecinos viven en medio de la angustia y la violencia. Rezamos por ellos esta noche".
Con información de AFP.