Policía y ejército pudieron haber evitado la mayor matanza de Estados Unidos en 2023

La policía y los reservistas del ejército de tierra en el estado de Maine (nordeste) pudieron haber evitado la peor matanza del país en 2023 que causó 18 muertos, concluyó el martes una comisión de investigación independiente.

Armado con un fusil semiautomático, Robert Card abrió fuego el 25 de octubre de 2023 en una bolera de la localidad de Lewiston y, minutos después, en un bar-restaurante de esta ciudad de 36.000 habitantes. En los dos ataques mató a 18 personas e hirió a 13.

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"La comisión concluyó unánimemente que en varias ocasiones se habría podido cambiar el curso de los acontecimientos trágicos" de octubre del año pasado, declaró a la prensa el expresidente de la corte suprema de Maine Daniel Wathen, director de la comisión compuesta por siete miembros cuyo informe fue publicado el martes por el diario Boston Globe.

El asesino, que se suicidó después de las matanzas, sufría importantes desequilibrios mentales que llevaron a uno de sus colegas a temer que algún día se le pudieran "cruzar los cables" y cometer una "matanza en masa", según los primeros testimonios desvelados a fines de octubre por el diario de Boston.

Robert Card era paranoico, "oía voces" y había acumulado una quincena de fusiles en casa de su hermano, dijo a las fuerzas del orden su exesposa.

El informe de la comisión Wathen apunta a la oficina del sherif local por no haberlo detenido preventivamente ni confiscar sus armas.

En cuanto a los reservistas del ejército de tierra del que procedía, "falló en su deber de adoptar medidas necesarias para reducir la amenaza que representaba". En particular, debido a sus "alucinaciones, su comportamiento cada vez más agresivo, su colección de armas de fuego y sus comentarios inequívocos sobre sus intenciones".

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En la bolera perdieron la vida siete personas y ocho en el restaurante. Tres heridos murieron en el hospital. Las víctimas tenían entre 14 y 76 años.

La policía recuperó tres armas, dos cerca del cuerpo sin vida de Robert Card y una en su vehículo, aparcado en las inmediaciones. Las había adquirido legalmente todas ellas ya que nunca había sido hospitalizado por problemas mentales.