Acuerdo petrolero con Emiratos amenaza corales del mar Rojo en Israel
Los arrecifes de corales están a 200 metros del lugar donde será descargado el petróleo.
En el sur de Israel, los corales del cristalino mar Rojo podrían ser víctimas de un "desastre ecológico", advierten militantes ambientalistas, a raíz de un acuerdo petrolero con Emiratos Árabes Unidos.
Resultado de la normalización de las relaciones entre los dos países, en octubre pasado la empresa pública israelí "Europe-Asia Pipeline Company" (EAPC) anunció un "protocolo de entendimiento vinculante" sobre el transporte marítimo de petróleo hacia Eilat con una empresa israelo-emiratí (MED-RED) creada recientemente.
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Desde esta ciudad balnearia ubicada en el extremo sur de Israel, el crudo sería transportado por oleoducto en los próximos meses hasta Ashkelon, más al norte en la costa mediterránea, antes de ser exportado a Europa. El problema es que con infraestructuras petroleras envejecidas el riesgo de fugas en enorme, se alarman militantes ecologistas.
El ministerio israelí de Protección del Medio Ambiente pidió incluso una "discusión urgente" del acuerdo.
La semana pasada, manifestantes se dieron cita en Eilat para protestar contra "un desastre de efecto retardado" y denunciar la prioridad dada "a las ganancias, a costa de los corales". "Los arrecifes de corales están a 200 metros del lugar donde será descargado el petróleo. Nos dicen que los cargueros son modernos y que no habrá problemas, pero las averías son inevitables", afirma a la AFP Shmulik Taggar, fundador de la Sociedad para la Preservación del Medio Ambiente del mar Rojo.
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Contaminación "constante"
Con la llegada de dos o tres petroleros más por semana, como lo establece el acuerdo, el tráfico será "ininterrumpido", advierte, estimando además que estos contratos, que benefician a la industria de energía fósil, son inaceptables en 2021.
"Esto podría haber sido apropiado en los años 1960 y 1970, antes de que fuésemos un Estado desarrollado", estima Taggar, cuya organización forma parte de una coalición de 30 grupos contra el proyecto.
Los corales de Eilat están ubicados demasiado cerca del puerto donde opera EAPC, señala Nadav Shashar, biólogo marino en la Universidad Ben Gurión de Beersheva.
El hecho de que atraquen más petroleros tendrá un impacto en los arrecifes de corales, que han resistido hasta el momento mejor que otros al cambio climático y al blanqueamiento (fenómeno de marchitamiento de los corales vinculado a las olas de calor).
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De manera contraria a los puertos más modernos, el de Eilat no está equipado para impedir la contaminación sino solo para tratar las fugas una vez que se producen, y estas son inevitables durante la transferencia al oleoducto, explica Shashar a la AFP. Teniendo en cuenta el volumen de crudo que tiene que llegar a Eilat, habrá una contaminación petrolera "constante", alerta el biólogo, que integra un grupo de 230 expertos que pidió al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dar marcha atrás con el acuerdo.
"Manejable"
Los militantes denuncian también la falta de transparencia que rodea al protocolo de entendimiento. La EAPC "no se preocupa de nada", critica Taggar, para quien el acuerdo con la empresa israelo-emiratí (en la cual participa la poderosa compañía de inversiones National Holding, con sede en Abu Dabi) fue sellado sin el control habitual de los ministerio de Defensa y de Protección del Medio Ambiente.
Contactada por la AFP, la EAPC se negó a comentar los detalles del acuerdo. En octubre, la empresa pública israelí indicó que "decenas de millones de toneladas" de crudo suplementarios podrían pasar anualmente por Eilat tras el acuerdo.
EAPC precisó además que disponía de tecnologías de punta conformes a las normas internacionales. El ministerio israelí de Protección del Medio Ambiente declaró por su parte a principios de febrero que cumplió con su papel de vigilancia, aunque al mismo tiempo llamó a "una discusión urgente de todos los órganos gubernamentales competentes, que examinarían todos los aspectos -incluyendo medioambientales- del aumento del volumen de petróleo transportado".
Para Nadav Shashar, no se trata de frenar el proyecto, sino de "limitar la extensión para convertirlo en algo manejable".