China, en una inclemente batalla contra el gas metano
Es es uno de los principales gases del efecto invernadero.
China sigue emitiendo cada vez más metano, gas dañino para el clima, a pesar de la reglamentación impuesta a las minas de carbón. Así lo indica un estudio publicado el martes en Nature Communications.
La extracción de carbón es la primera fuente de emisiones de metano en el gigante asiático, primer emisor global de GEI, subraya esta investigación. El gas se encuentra atrapado en las venas del carbón y cuando éste se extrae se dispersa.
El 12º plan quinquenal chino, adoptado en 2010, imponía a las minas reciclar en producción eléctrica o calefacción, o quemar el gas para transformarlo en CO2. El objetivo era captar 5,6 teragramos (8.400 millones de m3) para 2015 y más del doble para 2020.
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Pero en la realidad, el gas captado es muy inferior al objetivo fijado e incluso las emisiones registradas aumentaron 1,1 teragramos por año entre 2010 y 2015.
Según el estudio, que señala la "ineficacia" de la regulación, las emisiones en 2015 eran 50% superiores a las de 2000.
El estudio se basa en las observaciones satelitales japonesas Gosat (Greenhouse gases observing), programa lanzado en 2009, cuyos datos son ultilizados por primera vez para estudiar al metano chino.
"Los esfuerzos de China para regular sus GEI y convertirse en un líder climático fueron muy cubiertos por la prensa en los últimos años, pero las cifras muestran que sus reglamentaciones en materia de metano no tuvieron un impacto cuantificable", subraya el principal autor, Scot Miller, de la universidad John Hopkins (Baltimore, EEUU).
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"Sobre el metano, el gobierno chino habla pero no hace", agrega.
Se critica el uso de tecnologías que no pueden captar suficiente gas, o la falta de gasoductos para transportarlo hacia las centrales de producción eléctrica, señalan los autores, refiriéndose entre otros a informes de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
China es el primer productor y primer consumidor mundial de carbón, con el que produce un 72% de su electricidad.
El metano es el segundo gas de efecto invernadero que altera el clima, detrás del CO2. Aunque persiste menos tiempo en la atmósfera, es mucho más dañino.
Los científicos constataron que las emisiones de metano se dispararon en el mundo desde los años 2000, resultado de la explotación de energías fósiles y de las actividades agrícolas.