La extinción del pez graso en Colombia sigue siendo un misterio, según expertos
Según investigadores del Instituto Humboldt, en Colombia solo se tienen conservados cuatro individuos de este pez.
El pez graso, descrito en 1942 por el investigador inglés Cecil Miles en el Lago de Tota, Boyacá, continúa siendo un enigma para la ciencia.
Aunque no se observó en su hábitat desde 1957, tampoco fue declarado oficialmente extinto. En 2023, un equipo de expertos colombianos e internacionales reanudó su búsqueda utilizando una innovadora técnica de ADN ambiental conocida como metabarcoding. Los resultados, presentados en 2024, arrojan más preguntas que respuestas.
El pez graso, cuyo nombre científico es Rhizosomichthys totae, es endémico del Lago de Tota y está estrechamente relacionado con el pez capitán de la Sabana (Eremophilus mutisii).
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Carlos Lasso, investigador del Instituto Humboldt y coordinador del proyecto de búsqueda del pez graso, señaló que, "entre las hipótesis que se han planteado para la desaparición de esta especie en el Lago de Tota está el efecto sinérgico de varios factores: la introducción de la trucha (Oncorhynchus mykiss), potencial depredador del pez graso, un posible terremoto ocurrido entre 1925 y 1940".
En 1994, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declaró al pez graso como extinto. Esta declaración fue ratificada por el Instituto Humboldt en 2012, pero más tarde, la UICN lo catalogó como en peligro crítico, generando un grave desconocimiento sobre la situación de la especie.
Sin embargo, múltiples factores, como la introducción de especies exóticas como la trucha (Oncorhynchus mykiss), la competencia con especies nativas y la disminución del nivel del lago, que contribuyo a su posible desaparición.
Desde la década de 1980, realizaron al menos cuatro expediciones para localizar al pez graso. En 2023, un proyecto liderado por el Instituto Humboldt y financiado por organizaciones internacionales como Shoal Conservation y Rewild, realizó cinco salidas de campo con 21 muestreos de ADN ambiental en el Lago de Tota y sus alrededores.
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La entidad señaló que esta técnica permite identificar rastros genéticos liberados al agua por animales a través de su piel, mucus o excreciones, adicionalmente tener más precisión con los resultados.
Según Susana Caballero, bióloga especialista en genética y miembro del equipo, el análisis identificó ADN de especies como la trucha, el capitán de la Sabana y la guapucha (Grundulus bogotensis), pero no encontraron evidencias genéticas del pez graso.
“La mayor dificultad radica en que no existen registros genéticos de la especie para compararlos, ya que los especímenes conservados fueron preservados en formalina, lo que deteriora el material genético”, explicó Caballero.
Finalmente, señalaron que el pez graso fue declarado extinto en 2012 en el Libro Rojo de Peces de Agua Dulce de Colombia, pero en 2016 se reclasificó como “en peligro crítico, posiblemente extinto” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Aunque el reciente estudio con metabarcoding refuerza esta clasificación, la decisión final sobre su estatus dependerá de futuras investigaciones.