¿Por qué Japón sigue cazando ballenas?
Los nipones no son parte de la Comisión Ballenera Internacional.
La caza de ballenas es para Tokio un punto de discusión con sus habituales aliados occidentales. Aunque la carne de ballena se consume muy poco hoy en ese país, Japón lo ve como una cuestión de principios para su poderosa industria pesquera y las ciudades portuarias, como Shimonoseki, de donde proviene el Primer Ministro conservador, Shinzo Abe.
La comisión Ballenera Internacional (CBI) fue creada en 1949, con el objetivo de buscar la protección y control de la caza de ballenas con fines comerciales alrededor del mundo, logrando en 1986 prohibir esta práctica en los 89 países que formaban parte de la organización.
En un informe revelado por Animal Welfare Institute, una organización sin ánimo de lucro que busca la protección animal, y la Environmental Investigation Agency, que se encarga de dar con los delitos contra la vida silvestre, revelaron que “Japón constituye el principal mercado de carne de ballena en el mundo. El consumo es limitado unos 28 gramos por persona por año, alrededor de 4000 a 5000 toneladas”.
Al retirarse Japón de la comisión no podrá cazar ballenas en aguas internacionales, lo que significa no introducir sus anclas de pesca en alta mar, pues la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar señaló en un comunicado que “el único beneficio que Japón obtiene de retirarse es la posibilidad de poder reanudar la caza de ballenas en su patio trasero sin ningún tipo de supervisión”.
Lea más: ¿Por qué las ballenas cambian su canto en el transcurso de dos años?
La noticia es buena porque gracias a los acuerdos de conservación y protección de especies las ballenas de la Antártida podrán seguir con vida, pues en el año 2016 Japón atento contra más de 300 ballenas incluyendo 200 hembras en estado de embarazo.
La principal preocupación la abarca el territorio japonés en donde habitan las ballenas minke que se consideran el blanco de los cazadores debido a su abundancia de carne.
El gobierno japonés prevé que el retiro se haga oficial en próximo 30 de junio, en donde quedarán claras las condiciones territoriales de caza, y las posibles afectaciones y consecuencias a las que estaría expuesto el país frente a las organizaciones y estados que protegen la vida animal marítima.
Lo que se teme es que con el retiro de Japón de la comisión Ballenera Internacional (CBI), como líder de la pesca con fines comerciales, incentive a otros países como Rusia, Corea del sur, la unión soviética entre otros, a retomar esta práctica que para muchos se considera un sacrificio animal.
Pero los balleneros japoneses enfrentan, además de las normas establecidas por el CBI, serios obstáculos.
Se espera que el país del sol naciente privilegie ahora la caza en sus aguas de las pequeñas ballenas Minke, entre los raros cetáceos que no se consideran en peligro de extinción.
"Por más triste que parezca, la principal amenaza que hoy representan los cetáceos no proviene de los arpones", dice Stoett. "Su extinción podría ocurrir, pero debido a que los océanos estarán demasiado calientes para mantener el ecosistema que necesitan".