Constitución del 91, ¿víctima de una exagerada “reformitis” en los últimos años?
La anterior, la de 1886, tuvo 70 reformas en 104 años de vigencia. La Carta Política de 1991 ya lleva 52 reformas en tan solo 28 años.
La Constitución de 1991 nació luego de un clamor nacional de miles de jóvenes quienes, indignados por la situación política, social y de violencia que vivía el país a finales de los 80, exigían la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
El movimiento estudiantil logró que en las elecciones de 1990 se lograra introducir una séptima papeleta, que le dio un mandato al gobierno de la época de crear las condiciones que permitieran redactar una nueva carta para regir los destinos del país, desechando la vieja norma de 1886.
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Fue así como se le dio vida a una nueva Constitución , la Carta Política que está vigente desde hace 28 años y que, en opinión de muchos, ha sido víctima de una exagerada ‘reformitis’.
Versus: Reformas a las Constituciones de 1986 y de 1991
La Constitución de 1886, que estuvo vigente en Colombia 104 años, fue reformada 70 veces en toda su historia. Estadísticamente se podría decir que tuvo una reforma cada 1,4 años.
En contraste, la Constitución de 1991, que lleva vigente en Colombia 28 años, ya ha soportado 52 actos legislativos, lo que quiere decir que ha tenido una reforma cada cinco meses aproximadamente.
Antonio Navarro Wolf, quien fue uno de los presidentes de la Asamblea Constituyente, dijo que las cifras demuestran que la ‘Carta Magna’ ha sufrido cambios innecesarios. “Hay una exagerada ‘reformitis’ de la Constitución del 91 que no se justifica, porque si miramos muchas de esas reformas no eran necesarias”, indicó.
Lo mismo opinan dirigentes conservadores como Carlos Holguín Sardi, quien señala que “es evidente que se ha convertido en una especie de deporte de los parlamentarios, manosear la Constitución y eso es un símbolo de nuestro subdesarrollo cultural y político”.
Entre los cambios que se le hicieron a la Constitución de 1886, se destacan el que permitió la separación de Panamá, la reforma que autorizó en Colombia el derecho de las mujeres de elegir y ser elegidas y la que instauró la mayoría de edad en los 18 años.
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Pero la Constitución de 1991 ha tenido las reformas más polémicas: la reelección presidencial (cuando se autorizó y se volvió a eliminar), la que permitió la implementación del acuerdo de paz con las Farc e instauró el denominado Fast Track, la de la extradición y la que reconoció la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
La reelección y el fast track
Algunos expertos señalan que si bien la Constitución Política ha tenido muchos cambios para bien o para mal, lo que más desdibujó el espíritu de la misma fue la reelección presidencial y el procedimiento legislativo especial que se utilizó para implementar el acuerdo de paz, que se conoció como fast track.
Este último lo que hizo fue reducir a cuatro y tres debates el trámite de las reformas constitucionales y los proyectos de ley, para incluir en la legislación lo pactado con las Farc.
Nilson Pinilla, expresidente de la Corte Constitucional, afirmó que “fue muy clara la asamblea nacional constituyente en que se quebrantaba el sistema de pesos y contrapesos cuando el presidente repetía para otro periodo”.
Y agregó: “No es entendible como el Congreso accedió al llamado fast track para que a plazos fuera reformada la Constitución para generar todo ese embeleco del proceso de paz con las Farc”.
Antonio Navarro afirmó, por su parte, que la reelección presidencial en Colombia solo duró alrededor de ocho años y una reforma de tan corta duración nunca debió hacerse.
“Se autorizó la reelección presidencial inmediata por un periodo, después se volvió a prohibir. Hubiéramos podido ahorrarnos esa reforma que le permitió dos periodos a Álvaro Uribe y a Juan Manuel Santos. Duro ocho años, entonces una reforma que solo dura ocho años, no hay necesidad de hacerla”, dijo.
La Constitución de 1991 es considerada como una norma liberal que pone por encima de cualquier cosa los derechos ciudadanos. Sin embargo, para los conservadores más arraigados, la de 1886 era mejor porque dejaba muy claros los deberes de los colombianos.
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“Sin duda ninguna me quedo con la Constitución del 86, era mucho más orgánica, más estructurada y aunque podría ser suavizada en algunas materias, le daba mucho más capacidad al Estado para funcionar”, indicó Carlos Holguín.
Aunque la carta política de nuestro país ha sido víctima de mucha ‘reformitis’, los congresistas siguen insistiendo en introducir varios cambios y por lo menos en la vigencia de esta legislatura 2019-2020, ya se han radicado veinte nuevas reformas constitucionales.