Comer en la noche engorda, ¿mito o realidad?
Un estudio realizado por científicos de Estados Unidos reveló la realidad tras el consumo de alimentos muy tarde.
Generalmente, cunado iniciamos alguna rutina de ejercicio o una dieta, solemos escuchar varios mitos con la comida y horarios que no aportarían mucho al deseo de adelgazar.
Una de las cosas que más se oyen es que ingerir alimentos en la noche no es tan buena idea, pues se dice que al comer y acostarnos a dormir, el cuerpo no hace la debida digestión.
Sin embargo, esta teoría no se había comprado al 100%, pues hay quienes dicen que comen mucho antes de dormir y son delgados mientras que hay personas que no comen y son más pesados.
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Ante esto, un grupo de científicos de Estados Unidos realizó un experimento que dejó conocer la realidad de dicha hipótesis.
El ensayo contó con 16 participantes que fueron sometidos a dos regímenes alimenticios durante 6 días cada uno. El primero, consistía en comer muy temprano, es decir, al menos 6 horas antes de acostarse a dormir y el segundo era solo con 2 horas antes.
En el experimento, todos los participantes consumieron el mismo plan de alimentación garantizando que comieran la misma cantidad de nutrientes. Además, realizaron la misma actividad física y durmieron la misma cantidad de horas así como su exposición a la luz, factores que tendrían un efecto en el apetito e ingesta de alimentos.
Según los resultados del estudio, que fueron publicados en la revista Cell Metabolism, efectivamente comer muy tarde y con pocas horas antes de dormir afectaría el peso de una persona y estaría en mayor riesgo de engordar.
De acuerdo a lo informado, al entrar en una comparación de ambos regímenes, se determinó que comer dejando pasar solo 2 horas ante de dormir afectó tres factores que están implicados en el aumento del peso: control del apetito, gasto energético (calorías quemadas) y el metabolismo del tejido graso.
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Los investigadores detallaron que comer tarde hizo que el apetito aumentara y las calorías quemadas disminuyeran, lo que alteró las vías involucradas en el metabolismo de los lípidos.
Frente a esto, explicaron que "cuando comemos tarde, esto podría desafiar el ritmo circadiano natural, causando interrupciones en las señales de hambre del cuerpo y en la forma en que usa calorías y almacena grasa. Sin embargo, este vínculo solo se ha demostrado en estudios en animales hasta el momento".
No obstante, aclaran que es necesario realizar mayor cantidad de estudios con un seguimiento más prolongado para determinar si los resultados aquí encontrados son coincidentes.