Entre el 30% y 40% de las personas que han superado el cáncer padecen de dolor luego de los tratamientos
El dolor crónico puede estar presente durante la enfermedad y aunque se logre controlar, es posible que perdure tras superar el cáncer.
En el 2020, el número de nuevos casos de cáncer en Colombia fue de 113.221, de los cuales 54.987 terminaron en fallecimientos, según datos de Globocan y la Liga Colombiana Contra el Cáncer.
Pese a que Latinoamérica y el Caribe registraron 1,4 millones de casos de cáncer durante el 2021, de acuerdo con la Agencia Internacional de Investigación sobre la enfermedad, los avances médicos de los últimos años y los nuevos tratamientos han permitido que se incremente la tasa de supervivencia de los pacientes diagnosticados.
Sin embargo, también ocurre que, tras superar la enfermedad, las personas tratadas refieran dolor crónico, es decir, aquel que persiste o es recurrente por más de tres meses.
Patricia Bonilla, presidenta de la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (ALCP), explicó que esta afectación puede desencadenarse o perpetuarse debido a distintos factores, como “el tipo de paciente, las comorbilidades, la enfermedad de base, el tratamiento y las complicaciones durante la enfermedad y el tratamiento”.
Por su parte, Diego Munevar, médico especialista en medicina del dolor y cuidado paliativo, indica que “dentro de los principales factores de riesgo de los pacientes oncológicos para desarrollar dolor crónico están el tipo de tumor, el tipo de célula en la que se origina el tumor, la agresividad y la extensión de este. Asimismo, los adultos mayores suelen ser más susceptibles a adquirir esta condición”.
Según Globocan, en el país aproximadamente, el 57% de los nuevos casos de cáncer y el 47% de las muertes, ocurrieron en personas mayores de 69 años.
Munevar señaló que en Colombia entre el 30% y 40% de los sobrevivientes sufren de dolor crónico, secundario a la enfermedad misma y a sus tratamientos (especialmente cuando se trata de mastectomías u otras cirugías realizadas a nivel cabeza, cuello y tórax), dolor neuropático relacionado a la quimioterapia y dolor del miembro fantasma por amputación. “Por ello es muy importante tratar este dolor, que, aunque no se pueda aliviar en un 100%, sí les permitirá a los pacientes contar con una calidad de vida mejor”, agregó.
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En este punto, vale la pena resaltar que el dolor crónico, considerado como una enfermedad en sí misma de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-11, puede ser incapacitante debido a su intensidad, por lo que los pacientes tienen dificultades para realizar actividades cotidianas, generando un impacto negativo en su vida e independencia.
Frente a esto, Patricia Bonilla recalca que es fundamental que los médicos informen y que además preparen al paciente para afrontar el dolor crónico, en caso de que prevalezca luego de superada la enfermedad.
Sobre esto, Diego Munevar dijo que en estos procesos es fundamental para las personas “contar con el apoyo del equipo médico y tener las herramientas para manejar el dolor y mejorar la funcionalidad es fundamental para que la persona retome sus actividades diarias”.
Actualmente, se cuenta con tratamientos farmacológicos innovadores, que representan opciones terapéuticas con perfiles de eficacia y seguridad bien caracterizados. La doctora Bonilla afirmó que tanto el enfoque médico personalizado y multidisciplinar, como el rol activo del paciente en su tratamiento son necesarios para mejorar la calidad de vida.
“El tratamiento farmacológico debe complementarse con la atención psicológica, nutricional y física; mientras que el paciente debe mantener la adherencia a los tratamientos y la comunicación con su médico”, finalizó.
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