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Los riesgos poco conocidos de consumir agua de piscina

El agua de la piscina puede contener contaminantes orgánicos, como sudor, saliva, orina y heces.

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Actualizado:
Sábado, Marzo 30, 2024 - 15:47
Piscina oculta en pleno patio de casa en Bogotá: entrada a $10.000
Una piscina en pleno patio de una casa en Bogotá con la entrada a $10.000.
Pixabay

Con la llegada de la temporada de calor, muchas personas buscan refrescarse en piscinas para escapar del sofocante calor. Sin embargo, es importante recordar que el agua de la piscina, aunque parezca tentadora en momentos de calor extremo, puede representar riesgos significativos para la salud si se ingiere.

Aunque se considera seguro nadar en piscinas correctamente tratadas, consumir el agua de la piscina puede exponer a las personas a una serie de riesgos para la salud. Aquí hay algunos puntos importantes a tener en cuenta:

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1. Productos Químicos:

Las piscinas se tratan con una variedad de productos químicos, como cloro, para mantener el agua limpia y libre de gérmenes. Sin embargo, la ingestión de estos productos químicos puede causar malestar estomacal, náuseas, vómitos e incluso irritación en la piel y los ojos.

2. Contaminantes Orgánicos:

El agua de la piscina puede contener contaminantes orgánicos, como sudor, saliva, orina y heces, que pueden introducir bacterias y otros microorganismos dañinos. La ingestión de estos contaminantes puede provocar enfermedades gastrointestinales y infecciones.

3. Parásitos y Microorganismos:

Incluso en piscinas correctamente tratadas, es posible que algunos microorganismos, como la bacteria Legionella, y los parásitos, como la Giardia, sobrevivan. La ingestión de agua contaminada con estos microorganismos puede causar enfermedades graves, como la enfermedad del legionario o la giardiasis.

4. Riesgos para Grupos Vulnerables:

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Los niños pequeños, las personas mayores y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados corren un mayor riesgo de enfermarse gravemente si ingieren agua de la piscina. Es crucial supervisar de cerca a los niños pequeños y tomar precauciones adicionales para proteger a estos grupos vulnerables.

En conclusión, aunque nadar en una piscina bien mantenida puede ser una forma divertida y refrescante de pasar el tiempo durante los meses de verano, es importante recordar que el agua de la piscina no es segura para beber. Se insta a todos los bañistas a evitar ingerir agua de la piscina y a tomar medidas para proteger su salud y la de los demás.

Las autoridades sanitarias recomiendan ducharse antes de ingresar a la piscina, evitar tragar agua de la piscina y tomar descansos periódicos para reducir el riesgo de ingestión accidental de agua. Además, se aconseja a los propietarios de piscinas que mantengan un adecuado equilibrio químico en el agua y que realicen pruebas regulares para garantizar la seguridad de los bañistas.

En última instancia, la seguridad y el bienestar de todos los que disfrutan de las piscinas dependen de la conciencia y la responsabilidad colectiva.

Fuente:
Sistema Integrado Digital