El ecocidio frente al cual el Gobierno guarda silencio
Los autodenomínados nietos de Manuel Quintín Lame estarían detrás de un ecocidio en Cauca.
Hay algo muy grave que está sucediendo en el Cauca y frente a lo cual la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; y el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, no dicen nada. ¿Por qué? Porque se trata de los indígenas, aliados y electores del Pacto Histórico. ¿De qué se trata?
Uno de los sitios más hermosos del país, y orgullo internacional en avistamiento de aves, ubicado entre Caloto y Santander de Quilichao fue destruido y posteriormente incinerado el pasado fin de semana.
Todo ocurrió a manos de los autodenomínados nietos de Manuel Quintín Lame, cómo en efecto lo reconocen en un comunicado.
Salvo la alcaldía de Caloto -que le ha tocado liderar este gran problema junto al Ejército Nacional- las demás autoridades han guardado silencio frente a este delito ambiental tipificado en el Código Penal como ecocidio.
Y es que seis días después ni el Gobierno Nacional, ni mucho menos la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, que ha liderado supuestamente la protección de parques y bosques secos tropicales como este han hecho siquiera un mensaje en Twitter rechazando el ecocidio que casi termina en homicidio porque además este grupo organizado se tomó la vía que comunica a estos dos municipios sobre la vereda Caicedo, impidiendo que los bomberos llegaran a controlar el incendio.
Ojo no solo no se debe hacer porque se puso en riesgo la vida de los campesinos del sector y de los animales del bosque, sino que detener a los bomberos es un acto de delito en contra del Derecho Internacional Humanitario.
El Cauca y el Valle están desesperados. Los trabajadores de este bosque seco tropical del sector del Río Japio ya están siendo perseguidos, los amenazan con quemar sus casas y los ministerios de Ambiente y del Interior están muy calladitos.
Esperemos que no tenga que ver con que, al parecer, algunos funcionarios de una de estas carteras intentaron parar el operativo que se realizó para retirar a los destructores del bosque.
El ecocidio frente al cual el Gobierno guarda silencio