Mauricio Lizcano ya está alistando todo para irse del Dapre

Eso está decidido: Mauricio Lizcano, director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), se va, pero se va en sus propios tiempos y están buscando una posición que podría ser una buena salida para él.

Pero recordemos quién es Mauricio Lizcano, cómo llego al petrismo. Fue uno de los últimos en llegar a la campaña de Gustavo Petro y, entre otras, lo hizo porque él y su padre se sintieron maltratados por el gobierno de Iván Duque.

Con Petro se habían visto en el Congreso, pero no eran cercanos. Pero Lizcano tuvo la fortuna de llegar justo cuando se iba a hacer una gira por el Eje Cafetero y ahí tuvieron largas charlas, hasta altas horas de la madrugada, en las que Lizcano se acercó e impresionó a Petro con sus estudios en Harvard y el MIT.

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Gano Petro y estaban en nombramientos. El director del Dapre iba a ser Luis Fernando Velasco, pero en ese momento había una molestia con él por sus posiciones frente al TLC: que había que renegociarlo; se estaba creyendo demasiado y había que bajarle las alas.

"¿A quién nombramos?", preguntó Petro. Y alguien (dicen que Armando Benedetti) sugirió a Lizcano, que llegó de carambola y empezó a chocar con Laura Sarabia, jefe de Gabinete del Gobierno, pues creyó que era su jefe y empezó a darle ordenes (no sabía en lo que se metía).

La primera pelea fue por la oficina: ¿quién se quedaba con la oficina de secretario general? El pulso lo ganó Laura Sarabia, y de ahí en adelante las diferencias fueron evidentes. Pero la estocada final fue la acusación sobre acoso sexual, lo que hizo que la primera dama Verónica Alcocer y su asesora Elva Ferrer lo cogieran entre ojos.

Hay que decir que la primera dama tampoco estuvo conforme por la forma como Lizcano manejó lo de los edredones de plumas de ganso, donde se lavó las manos, y lo que debía era asumir la responsabilidad y salvar a la primera dama.

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Son fusibles, al fin y al cabo. Pues esa es la triste historia: ya me dicen que Lizcano ha sacado algunas cosas de su oficina. No está claro cuándo se va, pero las caras largas de su equipo son evidentes.