Anciano de 70 años, y su mamá de 90, duermen en El Dorado tras ser estafados
Al anciano de 70 años le robaron 600 millones, razón por la que perdió la casa en la que vivía con su mamá de 90 años.
En Colombia son muchos los casos de personas de la tercera edad que están desamparados y a su merced, dado que sus familiares mucho más jóvenes no les brindan ningún tipo de apoyo.
Ese es el caso de un anciano de 70 años al que le robaron 600 millones, razón por la que perdió la casa en la que vivía con su mamá de 90 años. Debido a esto ha tenido que dormir en el aeropuerto El Dorado con su madre pese a la incomodidad y problemas de salud que esto puede generar en personas de esta edad.
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La historia fue dada conocer por Q'hubo Bogotá. Ese medio habló con César Facciola, un bogotano de 70 años, junto a su madre, Beatriz Ballesteros, de 90 años, quienes se encuentran viviendo una verdadera pesadilla en el aeropuerto El Dorado de Bogotá después de ser víctimas de una estafa que los dejó sin hogar y recursos.
La cruda realidad de esta situación se hizo evidente cuando se vieron obligados a dormir en el aeropuerto, esperando un milagro en esta época navideña.
El calvario de César comenzó hace cuatro años cuando invirtió 600 millones de pesos en la compra de camiones de carga para un negocio que prometía prosperidad. Sin embargo, la realidad cambió de la noche a la mañana cuando los vendedores desaparecieron tras recibir el abono en efectivo. Para empeorar las cosas, César empezó a recibir amenazas de muerte si denunciaba la estafa, lo que lo paralizó en iniciar cualquier acción legal.
Después de acumular deudas, que lo llevaron perder su hogar, César y su madre se vieron abandonados por la familia, incluyendo a sobrinos en Canadá y Europa, quienes parecen no mostrar interés en la difícil situación que enfrentan dado que no los han llamado nunca. La falta de apoyo familiar los llevó a vivir en condiciones precarias en el aeropuerto.
Una mano amiga
La situación tomó un giro inesperado cuando, tras la divulgación de su historia, dos ciudadanos compasivos se acercaron y ofrecieron refugio a César y Beatriz durante la temporada de Navidad y Año Nuevo. Aunque en un principio César dudó en aceptar la ayuda, finalmente accedió tras confirmar que una trabajadora social que lo citó nunca se presentó.
La decisión de brindarles alojamiento, según uno de los benefactores, fue guiada por una intervención divina. "No fueron ellos los que obraron sino fue el de arriba con sus hilos", señaló el ciudadano, atribuyendo la decisión a la voluntad de Dios.
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César expresó su alivio por pasar una noche cómoda y aprovechó para solicitar ayuda a personas de buen corazón. Aquellos que deseen contribuir de alguna manera pueden comunicarse con él al número 312 6435818.