Atentado a Escuela General Santander y el dolor que viven familias de las víctimas
La madre del cadete Diego Molina, una de las víctimas del atentado, recordó ese triste día en que el terrorismo acabó con su hijo.
El próximo viernes se cumple un año de la tragedia que afectó a 22 familias y generó miedo en Colombia. Un carro cargado de explosivos ingresó a la Escuela de Cadetes General Santander y -promediando la mañana de ese 17 de enero- acabó con la vida de 22 estudiantes y dejó a más de 50 personas heridas.
Pasadas las 9:00 de la mañana, José Aldemar Rojas entró a la Escuela de Cadetes en una camioneta con 80 kilos de pentolita, un químico altamente explosivo. El hombre, hasta ese día desconocido, entró sin dificultad a la Escuela y explotó la camioneta con él en su interior, en una de las vías internas.
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La escena en el fuerte policial era un horror: cuerpos, vidrios y escombros volando era lo único que se veía en el lugar de la explosión que, por el tamaño de la onda expansiva, también afectó varias viviendas cercanas al centro de formación de la Policía Nacional.
Un año después de la triste tragedia, Claudia Peláez, madre de Diego Alejandro Molina, uno de los jóvenes que murió en ese atentado, contó cómo vivió fue padecer esta difícil situación para su familia.
El cadete Molina llevaba 18 meses en la institución. “Él presentó todos los exámenes en Pereira y Manizales, y el 5 de julio de 2017 empezó en la Escuela. Ese día el papá lo entregó”, relató sobre la génesis de su lamentable historia.
Según la madre del cadete Molina, la semana del atentado ella salió a vacaciones. “Estaba haciendo los quehaceres de la casa cuando recibo la llamada del papá de mis hijos, informándome que en la Escuela acababa de explotar una bomba”, contó.
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La señora Claudia, tras la triste llamada, le avisó a su otro hijo, quien hoy tiene 16 años. “Prendimos el televisor y vimos la horrible noticia”, afirmó. Sin embargo, ella estaba tranquila porque en la lista de víctimas no salía el nombre de su hijo, y de esa forma viajó a Bogotá, con la esperanza de encontrarlo con vida.
El hermano de Diego Alejandro estaba desconsolado y si bien su mamá también estaba preocupada, fue ella quien lo tranquilizó. “Mi otro hijo llamaba a Diego y yo le decía que estaba bien”, recordó.
El padre del cadete fue el primero en llegar al centro de formación pues esos días se encontraba en Bogotá. Sobre el mediodía le informaron que Diego estaba desaparecido y horas más tarde le confirmaron la muerte. “El padre esperó que yo llegara a la Escuela para darme la noticia”, contó la señora Claudia.
La madre también remembró que ese día no pudo hablar con su hijo porque le quitaron el celular en el centro de formación. “A veces uno o dos días les quitaban el teléfono para controlar la disciplina”, afirmó.
Posterior al atentado, la madre del cadete Molina admite que siempre estuvo acompañada por la Policía y el Gobierno Nacional. “Hablo por mí. Acá en Pereira tuve el apoyo total de la Policía, e inclusive aún siguen muy pendientes de nosotros. El psicólogo también ha estado en contacto con nosotros”, aseguró.
De hecho, insistió en que hasta el propio presidente Iván Duque ha estado muy presto a las cosas que ha necesitado. Aun así, señaló que durante este año no ha recibido ningún subsidio ni pensión por parte del Estado, pero resaltó que con la Ley de Honores, a partir de los próximos meses recibirá ese beneficio.
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La Ley de Honores fue un proyecto anunciado por el presidente Iván Duque, que fue aprobado recientemente por el Congreso de la República para que los familiares de los 22 cadetes asesinados en la Escuela de Policía General Santander se beneficien de una pensión póstuma.
El pasado 23 de diciembre, en el marco de esa Ley, fueron ascendidos a subtenientes los 22 cadetes. Claudia, junto con su familia, vino a la capital del país para la ceremonia y destacó un mejoramiento en la seguridad de la Escuela. “En este momento sí creería yo que la Escuela está segura. Lastimosamente tuvo que pasar un atentado para que tomaran medidas. No sé por qué esperamos que pase para poder funcionar mejor”, dijo la progenitora del ahora subteniente Molina.
En medio de este año que se recuerda de ese día de horror en 2019, el pasado 9 de enero se conoció que la Procuraduría General abrió una investigación en contra del mayor general Carlos Enrique Rodríguez González y la brigadier general Juliette Giomar Kure Parra por posibles omisiones el día del atentado a la Escuela General Santander.
Así fue el atentado contra la Escuela General Santander
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